Este cuaderno de Ilia Repine, con un autorretrato de 1873 en la portada, contiene 129 bocetos. Aunque la mayoría de los bocetos están realizados con mina de grafito, también hay 7 hojas notables pintadas a lápiz de color y dos bocetos a tinta. Los bocetos de este cuaderno realizados durante su estancia en París en la década de 1870, representan modelos, algunos de los cuales aparecen en las últimas quince páginas con sus nombres, direcciones y características físicas. Los bocetos preparatorios para el cuadro Un café parisino (1875, colección particular) son muy numerosos. En el cuaderno se incluyen algunos estudios de grupo, pero predominan las representaciones individuales. El artista dibujó estudios muy pulidos de sus expresiones, vestimentas y actitudes, que reutiliza en su cuadro Un café parisino. Sin embargo, Repine cambió sus rostros en la obra terminada.
Autorizado a viajar al extranjero como residente de la Academia de bellas Artes, Repine visitó Italia y Francia entre 1872 y 1876. En París abrió un taller y frecuentó a Manet, cuya influencia se deja sentir en el tema de Uncafé parisino. Este cuaderno de bocetos pone así de relieve el vínculo que este artista ucraniano del Imperio ruso mantuvo con Francia al comienzo de su carrera. También arroja luz sobre sus métodos de trabajo en aquella época. Por último, dilucida la génesis de pinturas clave de este período: Sadko(1876, Museo Estatal ruso, San Petersburgo), El vendedor de novedades (1873, Galería Tretiakov, Moscú) y, por supuesto, Un café parisino. Repine expuso este último cuadro en el Salón de 1875, contraviniendo las normas de la Academia Imperial y afirmando así su plena participación en la vida artística francesa.
El cuaderno de Repine ilustra su sólida formación académica, en la escuela de dibujo de la Sociedad para el Fomento de las Bellas Artes de San Petersburgo y después en la Academia de Bellas Artes de la misma ciudad, tanto en su dominio del trazo como en el papel fundamental que el artista le atribuye en la construcción de su obra pictórica. La técnica realmente segura de Repine era para él una venganza por habérsele denegado la entrada en la Academia dado que su difuminado y su representación de las sombras se consideraban demasiado débiles. Pero Repine no claudicó, tomó clases nocturnas de dibujo, y rápidamente superó a los demás estudiantes. Fue admitido en el siguiente examen de ingreso. Su control de la línea le permite seguir la expresión de sus modelos, y el arte gráfico de Repine es un testimonio, al igual que su pintura, de la pasión que sentía por la narración.
Solo uno de los dibujos de Repine, que representa a un campesino, se encuentra actualmente en el gabinete de artes gráficas. La colección de pinturas del museo de Orsay solo incluye un cuadro del artista, un retrato, El Gran Duque Michel. Sin embargo, Repine figura entre los artistas más famosos del Imperio ruso del período 1848-1914. Esta adquisición no solo enriquece el conjunto de obras de las colecciones del museo, sino que también refuerza la presencia de artistas extranjeros en ellas.