Klinger / Brahms : grabado, música y fantasía

Paralelamente a la retrospectiva dedicada a Böcklin, resultaba interesante presentar otro aspecto del arte "germánico". Max Klinger (1857-1920), pintor, escultor, grabador y escritor alemán es poco conocido del público francés. No obstante, ofrece un contrapunto pertinente a su colega suizo, a quien admiraba profundamente. La parte más secreta del arte de Klinger es ciertamente su obra grabada (más de cuatrocientas láminas), cuya singularidad extrae de la música, sobre todo la de Johannes Brahms (1833-1897). La Brahmsphantasie, conjunto espectacular de cuarenta y un grabados inspirados en partituras de Brahms, se expondrá en su totalidad. Klinger las concibió como una prolongación visual de la música; efectivamente, permiten apreciar plenamente su riqueza inventiva y su virtuosidad técnica. Los especialistas la consideran como la obra maestra del grabado alemán del siglo XIX.
Como complemento, una selección de manuscritos autógrafos de Brahms evoca la relación que se estableció entre ambos artistas durante casi veinte años. Los retratos, las partituras anotadas y la correspondencia prolija de Brahms con su editor Fritz Simrock acerca de Klinger revelan el universo artístico que pudo unir a ambos creadores. La partitura de Cuatro canciones serias, que Brahms dedicara a Max Klinger, es un homenaje último del músico al pintor.
El "Festival Brahms", del 3 al 7 de octubre, acompañará la exposición para recordar la vida creativa del compositor a través de su obra para cuerdas sin piano en un período de casi treinta años.