Homme du Soudan en costume algérien
Charles Henri Joseph Cordier
(1827 -
1905)
Rez-de-chaussée,
Allée centrale des sculptures
En 1847, Charles Cordier conoce a un modelo africano, antiguo esclavo, que le sorprende por su belleza, y realiza su retrato. Entonces decide dedicar su carrera de escultor a representar la diversidad de las fisionomías humanas. De su viaje a Argelia en 1856, trae numerosos bustos. Y es bajo el título Negro del Sudán, que Cordier muestra este retrato en el Salón de 1857. Dicho Salón es una exposición que se celebra cada dos años – más tarde anual – donde los artistas presentan al público las obras que acaban de crear.
Consta como una de las primeras realizaciones policromas del escultor. El rostro es de bronce y la indumentaria y el turbante de mármol ónice de Argelia. Las canteras de este material, utilizado durante la Antigüedad, se acababan de redescubrir. Se caracteriza por sus colores que pasan del rojo al blanco y por las vetas que cruzan los bloques de piedra. Cordier los aprovecha para proporcionar juegos de colores a las telas orientales. También utiliza las oportunidades de color que ofrece el bronce. Así mismo, la superficie metálica del Negro del Sudán fue primero plateada, luego oxidada, lo que tuvo por resultado de ennegrecerla. Estos juegos de colores son obviamente nuevos para el gusto de la época, acostumbrado, como en esta nave del museo de Orsay, a ver esculturas de mármol blanco o de bronce.
Del modelo que posó para Cordier tan sólo sabemos que tocaba el tam-tam, en las fiestas celebradas en Argelia, por la comunidad musulmana, antes del Ramadán. Cordier supo entregarle su nobleza, con admiración y respeto, logrando que a veces se compare con un emperador romano.
Consta como una de las primeras realizaciones policromas del escultor. El rostro es de bronce y la indumentaria y el turbante de mármol ónice de Argelia. Las canteras de este material, utilizado durante la Antigüedad, se acababan de redescubrir. Se caracteriza por sus colores que pasan del rojo al blanco y por las vetas que cruzan los bloques de piedra. Cordier los aprovecha para proporcionar juegos de colores a las telas orientales. También utiliza las oportunidades de color que ofrece el bronce. Así mismo, la superficie metálica del Negro del Sudán fue primero plateada, luego oxidada, lo que tuvo por resultado de ennegrecerla. Estos juegos de colores son obviamente nuevos para el gusto de la época, acostumbrado, como en esta nave del museo de Orsay, a ver esculturas de mármol blanco o de bronce.
Del modelo que posó para Cordier tan sólo sabemos que tocaba el tam-tam, en las fiestas celebradas en Argelia, por la comunidad musulmana, antes del Ramadán. Cordier supo entregarle su nobleza, con admiración y respeto, logrando que a veces se compare con un emperador romano.