Le Siège de Paris (1870-1871)
Artwork caption copied
Ernest Meissonier
Le Siège de Paris (1870-1871)
vers 1884
huile sur toile
H. 53,5 ; L. 70,5 cm.
Legs Elisabeth Meissonier, veuve d'Ernest Meissonier, 1898
© Musée d’Orsay, Dist. RMN-Grand Palais
/ Patrice Schmidt
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Ernest Meissonier
Le Siège de Paris (1870-1871)
vers 1884
huile sur toile
H. 53,5 ; L. 70,5 cm.
Legs Elisabeth Meissonier, veuve d'Ernest Meissonier, 1898
© RMN-Grand Palais (Musée d’Orsay)
/ Hervé Lewandowski
Ernest Meissonier
(1815 -
1891)
A partir del final de la guerra franco-prusiana en 1871, Ernest Meissonier arroja en el lienzo una primera idea de un cuadro que simboliza el sitio de París. Sólo recuperará y terminará su obra, mucho más tarde, en 1884. Su visión mezcla realidad y alegoría. La figura de París - representada por la Señora Meissonier, cubierta por un velo negro y una piel de león, delante de una bandera tricolor en trizas -, se erige sobre las ruinas de una barricada. Por encima de ella, en un cielo que arrastra nubes de cenizas y de desgracias, el espectro del hambre flota sobre un París incendiado.
Acostados sobre las palmas del martirio, yacen amontonados soldados muertos o agonizantes. Con el minucioso realismo que le caracteriza, Meissonier describe cada rostro, cada detalle de indumentaria. Apoyado en la personificación de París, se está muriendo el pintor Henri Regnault, asesinado con 27 años de edad, durante la segunda batalla de Buzenval, en enero de 1871. Simboliza toda una juventud prometedora diezmada por el conflicto.
Aunque vencidos, los soldados todavía válidos siguen el combate. Les vemos, en la izquierda de la composición, cargando un cañón o tocando la carga. Meissonier evoca por fin los sufrimientos de los civiles, mediante algunas escenas observadas con compasión: un anciano buscando a su hijo entre los cadáveres, una mujer presenta a su marido su niño muerto, otra llora sobre el cuerpo de su esposo...
La derrota marca profundamente y de un modo duradero, la Francia de finales del siglo XIX. Este traumatismo explica porqué, durante muchos años, el tema de la guerra de 1870 sigue estando presente en la producción artística y popular, acerca del público. Como demás pintores, escultores o escritores, Meissonier celebra el espíritu de sacrificio y el heroismo de sus compatriotas, con la intención, más o menos consciente de exaltar un sentimiento nacional y de preparar la revancha.
Acostados sobre las palmas del martirio, yacen amontonados soldados muertos o agonizantes. Con el minucioso realismo que le caracteriza, Meissonier describe cada rostro, cada detalle de indumentaria. Apoyado en la personificación de París, se está muriendo el pintor Henri Regnault, asesinado con 27 años de edad, durante la segunda batalla de Buzenval, en enero de 1871. Simboliza toda una juventud prometedora diezmada por el conflicto.
Aunque vencidos, los soldados todavía válidos siguen el combate. Les vemos, en la izquierda de la composición, cargando un cañón o tocando la carga. Meissonier evoca por fin los sufrimientos de los civiles, mediante algunas escenas observadas con compasión: un anciano buscando a su hijo entre los cadáveres, una mujer presenta a su marido su niño muerto, otra llora sobre el cuerpo de su esposo...
La derrota marca profundamente y de un modo duradero, la Francia de finales del siglo XIX. Este traumatismo explica porqué, durante muchos años, el tema de la guerra de 1870 sigue estando presente en la producción artística y popular, acerca del público. Como demás pintores, escultores o escritores, Meissonier celebra el espíritu de sacrificio y el heroismo de sus compatriotas, con la intención, más o menos consciente de exaltar un sentimiento nacional y de preparar la revancha.
Rez-de-chaussée,
galerie Lille 2