Réception du Grand Condé par Louis XIV (Versailles, 1674)
Jean-Léon Gérôme
(1824 -
1904)
Rez-de-chaussée,
galerie Lille 2
En la gran escalera de los Embajadores, en Versalles, Luis XIV se prepara a recibir al Gran Condé en 1674, reciente vencedor de la batalla de Seneffe contra Guillermo de Orange. Con este gesto, pone término a un exilio de casi quince años, destinado a castigar a "su primo" por haber dirigido la Fronda contra el poder real.
Gérôme condensa en un lienzo de formato modesto toda su pasión por la reconstitución histórica. Para que la escena sea plausible, utiliza diferentes fuentes iconográficas: grabados del castillo de Versalles o retratos de los personajes representados.La composición está dinamizada por una vista de abajo arriba y por el descentramiento de la gran X que la sostiene. Gérôme despliega una paleta refinada, en la que la claridad del conjunto y la frialdad de los mármoles son reavivados por los colores de los trajes y de las banderas.
Gérôme pinta este cuadro con la esperanza de venderlo al duque de Aumale que está arreglando el castillo de Chantilly, antigua propiedad de los Condé. La operación fracasa y el cuadro es vendido al millonario estadounidense William Henry Vanderbilt. Después es cedido en préstamo al Metropolitan Museum de Nueva York entre 1886 y 1903, mientras que en Francia, la obra se hace conocida por la difusión de múltiples grabados. Al término de la Segunda Guerra Mundial, cae prácticamente en el olvido.
Mientras que los temas antiguos y religiosos del pintor están bien representados en el Museo de Orsay, esta nueva adquisición permite hacer entrar la pintura de historia aún ausente.
Gérôme condensa en un lienzo de formato modesto toda su pasión por la reconstitución histórica. Para que la escena sea plausible, utiliza diferentes fuentes iconográficas: grabados del castillo de Versalles o retratos de los personajes representados.La composición está dinamizada por una vista de abajo arriba y por el descentramiento de la gran X que la sostiene. Gérôme despliega una paleta refinada, en la que la claridad del conjunto y la frialdad de los mármoles son reavivados por los colores de los trajes y de las banderas.
Gérôme pinta este cuadro con la esperanza de venderlo al duque de Aumale que está arreglando el castillo de Chantilly, antigua propiedad de los Condé. La operación fracasa y el cuadro es vendido al millonario estadounidense William Henry Vanderbilt. Después es cedido en préstamo al Metropolitan Museum de Nueva York entre 1886 y 1903, mientras que en Francia, la obra se hace conocida por la difusión de múltiples grabados. Al término de la Segunda Guerra Mundial, cae prácticamente en el olvido.
Mientras que los temas antiguos y religiosos del pintor están bien representados en el Museo de Orsay, esta nueva adquisición permite hacer entrar la pintura de historia aún ausente.