Arts incohérents, la academia de lo irrisorio (1882-1893)

¿Cómo representar a "un ministro a quien el gobierno presta oído" o "un criminal ahogando la voz de su conciencia"? Delicado problema el que se plantea un grupo de artistas. El movimiento Arts incohérents, fundado por Jules Lévy, nació en un momento particularmente favorable: en 1881-82, cuando el Salón anual atravesaba una crisis institucional. Se trata de una especie de contrasalón burlesco y paródico que pretende combinar la exposición artística y el divertimiento público. Su enemigo es la seriedad.
Durante más de diez años (1882-1895), artistas, humoristas, escritores y poetas como Charles Cros o Alphonse Allais, gente de prensa y del teatro, que hacían gala de un carácter alegre y desenvuelto, organizaron exposiciones que denunciaban, detrás de la risa, el arte y las costumbres de su época.
Parodias de obras célebres, sátiras políticas y sociales, calambures gráficos (palabras tomadas al pie de la letra, homonimias u homofonías), uso insólito de los objetos y cuadros monocromos forman la base.
El público, divertido, les sigue la corriente. Algunas campañas publicitarias bien organizadas, una prensa condescendiente y algunos lugares bien elegidos contribuyen al éxito de estas manifestaciones (exposiciones y bailes de disfraces), que son un antídoto contra la atmósfera agitada del fin del siglo, desgarrada por las disparidades sociales y las crisis políticas. ¿Qué queda un siglo después? Un espíritu de burla sistemático y un cuestionamiento de los valores consagrados que siguen teniendo actualidad.