Nathanaëlle Herbelin

Su presentación en el Museo de Orsay se inscribe directamente en un eje del proyecto cultural del museo que consiste en extender la «polifonía de Orsay» a figuras artísticas menos clásicas, en este caso presentando a una artista emergente ya muy elogiada por la crítica. Su fulgurante trayectoria desde que se graduó en la École des Beaux-Arts de París, hace menos de diez años, se ha comentado en numerosas ocasiones y también será una oportunidad para mostrar la atención que presta el Museo de Orsay a los artistas que asisten a la escuela vecina, y aquellos entre los artistas alumni que sienten pasión por sus colecciones.

La exposición contemporánea de la primavera de 2024 pondrá de relieve la sensible inscripción de la artista en la estela de los Nabis. Si bien la sutil pincelada de la artista, su paleta cromática y sus motivos preferidos nos recuerdan a Pierre Bonnard, Édouard Vuillard o Félix Vallotton, otros detalles figurativos nos devuelven a la realidad más contemporánea: a través de la presencia de peculiaridades actuales (teléfonos móviles o cables de alimentación electrónicos) en estas escenas de género renovadas, pero también transponiendo a estas composiciones preocupaciones de nuestro tiempo. De esta forma, la intimidad del cuerpo materno en el baño a veces presenta a la modelo depilándose, o el género se cuestiona mediante la transposición de un modelo masculino desnudo en la bañera, otro cuadro muestra incluso una escena íntima centrada en el placer femenino, o la puesta en escena de lo familiar en un dormitorio se ilumina con la luz azul nocturna de un ordenador portátil colocado en el regazo de una figura tumbada en la cama.

Sin duda, esta actualización debería entrar en consonancia con las pinturas de Pierre Bonnard, Édouard Vuillard y Félix Vallotton expuestas permanentemente en estas galerías, sin choque ni sensación de imitación, ya que el universo de Nathanaëlle Herbelin sigue siendo sensible y singular.