Exposition au musée

James Tissot (1836-1902), la ambigüedad moderna

Del 23 Junio al 13 Septiembre 2020
James Tissot
La galerie du HMS Calcutta (Portsmouth), vers 1876
Royaume-Uni, Londres, Tate Collection
Tate Photography © Tate, Londres, Dist. RMN-Grand Palais / Tate Photography / Tate Photography / RMN-GP

James Tissot, la ambigüedad moderna

James Tissot, la ambigüedad moderna

James Tissot-Autoportrait
James Tissot
Autoportrait, 1865
San Francisco, Fine Arts Museums of San Francisco
© Fine Arts museums of San Francisco

Nacido en 1836 y fallecido a principios del siglo XX, James Tissot tuvo una larga carrera, tanto en Francia como en Inglaterra, en una época de profundos cambios sociales, políticos y estéticos. Formado en la escuela de Ingres y Flandrin, admirador en su juventud de los pintores flamencos e italianos primitivos, del prerrafaelismo inglés y del arte japonés, adopta desde principios de la década de 1860 el estilo moderno que sus pares y amigos – Manet, Whistler, Degas, por citar algunos de ellos – impusieron en el universo artístico francés de la época.
Luego de la Guerra Franco-Prusiana y la Comuna, se instaló en Londres, donde adoptó parte de los códigos de la pintura narrativa británica a fin de representar, con un estilo a menudo irreverente y polisémico, el ocio y la languidez de la sociedad victoriana.
Tissot, un hombre de pasiones originales y eclécticas, criticado por su tendencia al pastiche pero valorado al mismo tiempo por sus brillantes fórmulas personales, fue un artista que supo trazar su propio camino. Mantuvo esta actitud hasta llegar casi al renunciamiento, ya que luego de su regreso a Francia a principios de la década de 1880, prácticamente abandonó la pintura para dedicarse a la ilustración bíblica, creando a finales de siglo una iconografía renovada de las Escrituras, que inspirará a los cineastas del siglo XX. Allí reside especialmente la fuerza de su arte : siempre dispuesto a renovar su pintura, Tissot también supo adoptar nuevas técnicas (estampa, esmalte alveolado, fotografía, ilustración) para difundir sus composiciones. Con gran habilidad, comprendió que en un momento en el cual la técnica permitía una multiplicación y una difusión de imágenes sin precedentes, el artista debía convertirse a su vez en su fabricante.
Al igual que su creador – "este ser complejo", en palabras de Edmond de Goncourt –, las obras de Tissot son tan atractivas como ambiguas. Brillantes y claras a primera vista, a menudo resultan paradójicas y confusas para el observador, que se detiene en la contemplación de sus múltiples detalles, revelando de forma implícita los secretos que sugieren. Su fuerza radica en su capacidad de despertar la curiosidad del espectador sin satisfacerla por completo : permiten, a fin de cuentas, que el observador descubra personalmente sus misterios.

Cuestión de influencias

Cuestión de influencias

James Tissot-Portrait du marquis et de la marquise de Miramon et de leurs enfants
James Tissot
Portrait du marquis et de la marquise de Miramon et de leurs enfants, 1865
Paris, musée d'Orsay
© Musée d’Orsay, Dist. RMN-Grand Palais / DR

Jacques Joseph Tissot creció en Nantes, entre la tienda textil familiar y los muelles del Loira. Interesado inicialmente por la arquitectura, este joven que se hace llamar "James" desde los once años, elige el camino de la pintura y llega París entre 1855 y 1856 aproximadamente. Su aprendizaje comienza en el taller de Flandrin y Lamothe, dos discípulos de Ingres que le inculcan la pasión por el dibujo.
Pero los verdaderos modelos de Tissot no son franceses. Con su interés puesto en el extranjero, el joven artista es un apasionado de los "primtivos" : los maestros alemanes de la Baja Edad Media (Cranach, Durero o Holbein), los italianos del Quattrocento (Carpaccio, Bellini) y, entre sus contemporáneos, el belga Henri Leys y los prerrafaelitas ingleses, en cuyas obras encuentra la misma sinceridad en la observación del mundo y el mismo preciosismo en la ejecución. Sus viajes alimentan estas pasiones sucesivas, y Tissot visita Bélgica, Alemania y Suiza en 1859, y luego Italia en 1862.
A partir de 1859, Tissot comienza a exponer sus obras en el Salón. Sus pinturas "colmadas de raras singularidades, cosas extrañas y curiosas, como los juguetes de Núremberg" (Olivier Merson) llaman la atención del público, pero también son duramente criticadas. Se acusa al pintor de realizar pastiches de los antiguos maestros y de Henri Leys, y de caer en el arcaísmo : "Es triste ver a un artista inteligente y talentoso desperdiciar su talento en estas falsificaciones pedantes", escribió Paul de Saint-Victor.
Sin embargo, en pocos años, Tissot sienta las bases de un estilo original asentado en un dibujo preciso y colores contrastados, y en un sentido del detalle y de la acumulación, con figuras cansinas o abatidas, que aplicará a temas modernos.

Figuras y retratos modernos

Figuras y retratos modernos

James Tissot-Portrait de Mlle L. L.
James Tissot
Portrait de Mlle L. L., 1864
Musée d'Orsay
Achat en vente publique, 1907
© GrandPalaisRmn (musée d'Orsay) / RMN
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Luego de ser atacado por los críticos por la falta de originalidad en sus composiciones historicistas, Tissot presenta en el Salón de 1864 dos pinturas radicalmente diferentes: el Retrato de la Srta. L.L y Las dos hermanas. Retratos. Estas pinturas, con temas contemporáneos, tienen mucho éxito y ubican a Tissot en el campo de los realistas.
Presentadas por el artista como retratos, estas obras se inspiran tanto en la gran tradición del retrato de corte, en el género "elegante" que estaba de moda en ese momento, en el retrato fotográfico o en el grabado de moda.
Al igual que sus amigos Whistler y Degas, Tissot juega con estas diversas fuentes y participa plenamente en este movimiento de hibridación de las categorías pictóricas y de desafío ante la jerarquía tradicional de géneros.

James Tissot-Les deux soeurs
James Tissot
Les deux soeurs, en 1863
Musée d'Orsay
Don d'Albert Bichet, 1904
photo musée d'Orsay / rmn © RMN-Grand Palais (Musée d'Orsay) / Hervé Lewandowski / DR
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Como un verdadero "pintor de la vida moderna", en palabras de Charles Baudelaire, y en sintonía con la sociedad burguesa y materialista del Segundo Imperio, fascinada por su imagen, Tissot se esfuerza por representar la belleza particular de las fisonomías, de las vestimentas y de los objetos de su tiempo.
Los grandes retratos pintados por Tissot durante la década de 1860 llevan esta ambición decididamente moderna al formato de la pintura histórica.
Innovadores sin ser revolucionarios, sofisticados pero con cierta grandeza, el arte y la personalidad de Tissot seducen a clientes ricos, elegantes aristócratas o grandes burgueses, que le encargan retratos o coleccionan sus escenas de género.
Estas pinturas, difundidas por la fotografía, vendidas por importantes marchantes en París o Londres, y exportadas a los Estados Unidos, convierten a Tissot en uno de los artistas más destacados de su tiempo, enriqueciéndolo al mismo tiempo.

Mirando a Japón

Mirando a Japón

James Tissot-Japonaise au bain
James Tissot
Japonaise au bain, 1864
Dijon, Musée des Beaux-Arts de Dijon
© Musée des Beaux-Arts de Dijon / François Jay

"La última originalidad que debe destacarse es la apertura del taller japonés de un joven pintor afortunado, que ha adquirido una mansión en los Campos Elíseos" : así era como, en 1869, el crítico Champfleury evocaba la residencia de Tissot y su gusto por el arte japonés.
El artista es de hecho uno de los primeros "japonistas" franceses, unos años después de la apertura de Japón en 1853, y antes de la Exposición Universal de París de 1867, a la cual este país envió una delegación y donde exhibió por primera vez.
Tissot es, durante el Segundo Imperio, uno de los coleccionistas más ávidos de objetos asiáticos; también tiene el honor de convertirse en el profesor de dibujo del joven príncipe Tokugawa Akitake, hermano del último sogún y jefe de la delegación japonesa en 1867-1868.
Tissot, a quien la delegación japonesa llamaba "chisō", no dejó de demostrar su entusiasmo por Japón en sus obras.
En 1864, su Japonesa en el baño refleja una visión idealizada del Oriente, concretada a través de una europea vestida con un reluciente kimono.
A finales de la década, el pintor presentaba sus colecciones a sus invitados, ante la apasionada mirada de las elegantes jóvenes que frecuentaban su residencia.
Este teatro íntimo las convierte, gracias a una sorprendente puesta en escena, en muñecas entre muñecas japonesas, e incluso en mujeres-objeto entre las piezas de la colección.
Muchos objetos japoneses figuran en las obras del artista, pasando de un cuadro al otro, como lo demuestran las estampas de vivos colores que observa Mathilde Sée, en un pastel tardío, y varias composiciones londinenses, demostrando que Tissot había llevado consigo su colección, o que había seguido enriqueciéndola.

Un francés en Londres

Un francés en Londres

James Tissot-La réponse (La lettre)
James Tissot
La réponse (La lettre), 1874
Ottawa, musée des beaux-arts du Canada
© MBAC

El 30 de septiembre de 1870, mientras París era asediada por las tropas prusianas, Tissot es integrado al cuerpo de voluntarios de la Defensa Nacional, en el batallón de tirailleurs del Sena.
Voluntario como otros artistas – Edgar Degas, Edouard Manet, Jules Regnault, Joseph Cuvelier, etc. –, el pintor es un patriota comprometido.
Asiste a la batalla de Malmaison, describiendo en sus cuadernos la violencia de los combates, que lo marcaron profundamente.
Sin embargo, es difícil saber si Tissot participa en la Comuna, ya que no militaba tan activamente como Courbet.
El hecho es que Tissot abandona apresuradamente la capital después de la Semana Sangrienta, que marca el fin de la Comuna.
En Londres, ciudad a la cual llega en el verano de 1871, no tarda en relanzar su carrera.
No era un desconocido : habiendo participado tres veces en exhibiciones oficiales entre 1862 y 1864, y colaborando desde 1863 con el comerciante Ernest Gambart, Tissot es especialmente recibido por su amigo Thomas Gibson Bowles, director de la revista Vanity Fair, a quien ya había ofrecido sus caricaturas durante el Segundo Imperio.
En Inglaterra, el pintor encuentra a sus amigos de París, los artistas Alphonse Legros, Giuseppe De Nittis y James Whistler.
También se une a lo más refinado de la sociedad victoriana, obteniendo encargos para varios retratos. Pero Tissot sigue siendo un exiliado francés en Londres y mantiene una mirada distante e irónica sobre la moralista época victoriana : pinturas como Too early [Demasiado temprano] o London Visitors [Visitantes de Londres] reflejan su visión francesa ante a las convenciones sociales inglesas.

El Támesis y sus variaciones

El Támesis y sus variaciones

James Tissot-Le bal à bord
James Tissot
Le bal à bord, vers 1874
Londres, Tate Collection
Tate Photography © Tate, Londres, Dist. RMN-Grand Palais / Tate Photography / Tate Photography / RMN-GP

En Londres, donde se estableció en 1871, Tissot se apasionaba por sus paseos a lo largo de las orillas del Támesis y las estaciones balnearias de la costa británica.
Al igual que su amigo Whistler, quien se inspiró en sus paisajes para varias de sus obras a partir de la década de 1860, el pintor encontró un terreno fértil para la creación en la vida de los muelles y de las costas inglesas : este mundo en el cual se combinaba la industria con el ocio, escenario de escenas triviales y románticas, ubicado entre la megalópolis de Londres y el mar del cual zarpan los emigrantes, es el tema de composiciones que impresionan a los críticos de la Royal Academy y la Grosvenor Gallery, donde exhibe Tissot.
El hecho de que un extranjero represente con tanta agudeza la realidad contemporánea, impresiona a la prensa local.

James Tissot-Portsmouth Dockyard
James Tissot
Portsmouth Dockyard, vers 1877
Londres, Tate Collection
1264
© Tate / Tate Images © Tate, Londres, Dist. RMN-Grand Palais / Tate Photography / Tissot, James

Sin embargo, comienza a apreciarse cierta lasitud en el pintor. En efecto, no es raro encontrar en Tissot varias obras sumamente similares ; y esta capacidad de sus composiciones para adaptarse a varios médiums, con algunas modificaciones, es tan fascinante como confusa, en especial cuando las variaciones se confunden con la repetición.
El hecho es que la extraordinaria plasticidad de las composiciones de Tissot, y su adaptabilidad a varios soportes, reflejan una visión de la imagen artística innovadora.
El pintor, que transpone sus cuadros en estampas y, en el caso de ciertas obras excepcionales, en piezas elaboradas con la técnica del esmalte alveolado (ver siguiente sala), creó en Inglaterra un lenguaje gráfico que hizo posible una amplia difusión de su obra.

Paraíso perdido

Paraíso perdido

James Tissot-Jour Saint (Holyday)
James Tissot
Jour Saint (Holyday), vers 1876
Londres, Tate Collection
Tate Photography © Tate, Londres, Dist. RMN-Grand Palais / Tate Photography / Tate Photography / RMN-GP

En la segunda mitad de su década en Londres, Tissot le dio a los jardines y a los parques un lugar inédito en sus obras.
Transformadas a menudo en espacios cerrados cuyos elementos naturales (follaje, césped, estanques) ayudan a delimitar, estos sitios son escenario de puestas en escena seductoras y enigmáticas.
La figura femenina, a menudo inspirada por la compañera del pintor, Kathleen Newton, juega un papel importante : soñadora, convaleciente, indolente, enojada, parece estar en el centro de una intriga no revelada por el autor, rompiendo los códigos de la narrative painting inglesa, pintura narrativa típica de la era victoriana.
El espectador, que descubre indicios de una narración, se enfrenta a una imagen que no puede descifrar con precisión.

James Tissot -Grotte et pièce d'eau
James Tissot
Grotte et pièce d'eau, vers 1882
Musée d'Orsay
© Musée d’Orsay, Dist. RMN-Grand Palais / Patrice Schmidt
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Pero la minuciosidad con la que Tissot describe los objetos que habitan sus pinturas, su gran sentido del volumen y su exquisito dominio del color –aunque algunas de sus composiciones parecen saturadas de detalles, y que a veces dan una impresión de "ahogamiento" –, ofrecen una seducción visual, animando al observador a cejar en su empeño de comprender, para dedicarse ante todo a disfrutar de la obra.
Es como si la magia emanase de la imagen, brillante en su ejecución, hábilmente compuesta y preciosa por la calidad de los objetos, actitudes, vestimentas y decoraciones representados, y no de un elemento externo: drama, parábola o referencia histórica...
La presencia recurrente de algunos motivos ornamentales de gran belleza, como las hojas doradas de los castaños, tan presentes en ciertas pinturas, refuerza esta interpretación.

Kathleen desaparecida, Kathleen reencontrada

Kathleen desaparecida, Kathleen reencontrada

James Tissot-La rêveuse
Henri Cordier
Lion blessé, entre 1853 et 1926
Musée d'Orsay
© RMN-Grand Palais (Musée d’Orsay) / Adrien Didierjean
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En 1876, Tissot, de 41 años, se reunió en Londres con Kathleen Newton, de 23 años, divorciada y madre de dos niños.
La mujer se muda rápidamente a su casa, convirtiéndose en la principal fuente de inspiración del artista, apareciendo en sus obras más emblemáticas de finales de la década.
Como una mariposa en un invernadero, Kathleen, la encarnación del ideal femenino del artista, se vuelve parte del estudio, la casa y el jardín. Se trata de una belleza juvenil y radiante, pero frágil, que pronto estará amenazada por la enfermedad y la muerte.
Sufriendo de tuberculosis, Kathleen se "consume" ante los ojos de su amante artista, que continúa utilizándola como modelo hasta su muerte, el 9 de noviembre de 1882. Tissot deja Inglaterra con rumbo a Francia pocos días después, el 15 de noviembre, instalándose en su mansión parisina.
Muy afectado por la desaparición de Kathleen, el pintor comienza a documentarse rápidamente sobre las experiencias de comunicación con los muertos y la corriente espiritista, en boga en Europa en ese momento.
Valiéndose del médium inglés Eglinton, Tissot cree haber entrado en contacto con Kathleen durante una sesión de espiritismo en Londres, el 20 de mayo de 1885.
Reproduce fielmente esta "aparición" en una pintura única en su género, La Aparición mediúmnica, a medio camino entre las figuras fantasmáticas del romanticismo y las fotografías espiritistas contemporáneas.

La mujer en París

La mujer en París

James Tissot-La femme à Paris : les dames des chars
James Tissot
La femme à Paris : les dames des chars, 1883-1885
Providence, Rhode Island School of Design
© Courtesy of the RISD Museum, Providence, RI

Uno de los grandes logros de Tissot es una serie de quince pinturas del mismo formato sobre el tema de "La mujer en París", que el artista creó a su regreso a Francia, y que presentó en dos exposiciones personales en París (1885) y luego en Londres (1886).
Este dispositivo artístico, espectacular y sin precedentes, es visto por el artista como una forma de recuperar su protagonismo en la escena artística francesa.
Tissot elige como tema central de su serie a la "Parisina", encarnación de una belleza moderna y sofisticada, pero también de un arte de la seducción muy especial. En estas pinturas, donde las mujeres encarnan sucesivamente las fantasías masculinas de la muñeca y la Esfinge (título de una de las pinturas de la serie), la magia reside en torno a las miradas intercambiadas entre hombres, mujeres... y el espectador.
La serie le permite a Tissot abordar todos los grandes temas de la corriente naturalista: el bulevar, las tiendas, el mundo del espectáculo, de las finanzas o incluso el entorno social de los artistas.
Tissot, quien había retomado el contacto con el mundo literario francés antes de su regreso a París, particularmente con sus amigos Edmond de Goncourt y Alphonse Daudet, planea adaptar su ciclo a la publicación : realiza personalmente grabados que desea asociar a cuentos de Ludovic Halévy, Théodore de Banville, Alphonse Daudet, François Coppée, Albert Wolff y Guy de Maupassant.
Se inicia una suscripción, pero el proyecto no se concreta. La razón puede ser la recepción de la exposición, que fue globalmente negativa. Los críticos franceses reprochan a la serie de Parisinas y al artista ser demasiado... ¡ingleses ! Este fracaso llevó a Tissot a iniciar un proyecto de ilustración de la Biblia, que lo ocupará durante los últimos quince años de su vida.

Tissot, ¿artista pródigo?

Tissot, ¿artista pródigo?

James Tissot-L'enfant prodigue : Le départ
James Tissot
L'enfant prodigue : Le départ, 1880
Collection Musée d'Orsay - Musée des Beaux-Arts, Nantes
Legs Tissot, 1904
© photo : droits réservés
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El interés de Tissot en el ocultismo promueve el resurgimiento de su fe católica. Unos meses después de la aparición de Kathleen, experimenta otra visión, la de Cristo, en la iglesia de Saint-Sulpice.
Este evento lo convence de abandonar los temas modernos para dedicarse a la ilustración del Evangelio. Esta decisión coincide con el fracaso del ciclo "La mujer en París" presentado al público en París y Londres en 1885-1886.
Su ambición es restaurar la verdad de la historia bíblica en un mundo cristiano cuya imaginación está "distorsionada por las fantasías de los pintores".
Para hacerlo, el artista viaja a Tierra Santa en 1886-1887, en 1888-1889 y en 1896 ; allí se documenta y se impregna de lugares en los cuales cree que encontrará el testimonio auténtico de las Escrituras.
Esta búsqueda de un Jesús histórico, cercana al proyecto de Ernest Renan en La Vida de Jésus (1863), se manifiesta en Tissot a través de su preferencia por iconografías sobrenaturales y de una dimensión apologética y mística original. En efecto, decide poner su búsqueda de autenticidad al servicio de la fe, y las imágenes que pinta reflejan sus "visiones".

James Tissot-L'Arche de l'Alliance traverse le Jourdain
James Tissot
L'Arche de l'Alliance traverse le Jourdain, 1896-1902
New-York, The Jewish Museum
Don des héritiers de Jacob Schiff
image The Jewish Museum, New York © The Jewish Museum, New York, Dist. RMN-Grand Palais / image The Jewish Museum, New York / image The Jewish Museum, New Yor

La presentación de 270 acuarelas (de un total de 365) en el Salón de 1894 fue un gran éxito.
Publicada por la editorial Mame en 1896 con el título La vida de nuestro Señor Jesucristo, la obra es un éxito de ventas y es considerado como uno de los libros más bellos del siglo.
Después de una triunfal exposición itinerante de sus ilustraciones en América del Norte, Tissot comienza a ilustrar el Antiguo Testamento.
El artista falleció en su propiedad en Buillon en 1902, a la edad de sesenta y cinco años, antes de poder terminar este proyecto.