Exposition au musée

Ver Italia y morir: fotografía y pintura en la Italia del siglo XIX

Del 07 Aprile al 19 Julio 2009
Friedrich Nerly
Venise, la place Saint Marc au clair de lune, vers 1842
Hanovre, Niedersächsisches Landesmuseum
© Niedersächsisches Landesmuseum, Hanover / DR
Camille Corot-La vasque de l'Académie de France à Rome
Camille Corot
La vasque de l'Académie de France à Rome, 1826-1827
Beauvais, musée départemental de l'Oise
© RMN-Grand Palais / Hervé Lewandowski

Tras la invención de la fotografía, en 1839, nuestra comprensión de la herencia cultural de Italia cambia radicalmente. La exposición Ver Italia y morir reconstituye la evolución de nuestro concepto del paisaje, de la arquitectura, del arte y de la población de Italia, transmitido hasta la fecha por las Bellas Artes tradicionales, es decir, la pintura, el dibujo, la escultura, pero también la imprenta.
Antes de la fotografía
En los años, 1820 Roma atrae una generación de pintores que obedecen a los principios de la pintura paisajística, tal y como la han regenerado, a finales del siglo XVIII, el francés Pierre Henri de Valenciennes o el británico Thomas Jones. Estos artistas aprecian la naturaleza por ella misma, sin la mediación de un pretexto literario, religioso o mitológico. Entre ellos, Camille Corot o Léon Cogniet regresan de sus deambulaciones con numerosos bocetos o cuadros de pequeño formato.

John Ruskin (avec John Hobbes ?)-Venise, palazzo Ducale avec soldats
John Ruskin (avec John Hobbes ?)
Venise, palazzo Ducale avec soldats, entre 1845 et 1852
Collection Ken & Jenny Jacobson
© Courtesy of K. and J. Jacobson, UK

Excursiones daguerrianas por Italia
El invento de Daguerre, desvelado al público en París en 1839, tuvo un impacto considerable tanto en Italia como en el resto de Europa. Los dibujos obtenidos gracias a la cámara oscura captaban sobre todo los contornos del paisaje de los que plasmaban fielmente las proporciones y la perspectiva, pero no permitían restituir el claroscuro. La capacidad del daguerreotipo de reproducir la naturaleza de manera "objetiva" sin la intervención creadora del artista, logra que sea una valiosa herramienta que combina eficiencia y precisión.
Preciado por los aficionados, también originó diversos proyectos editoriales. El óptico francés Noël-Marie Paymal Lerebours publica entre 1841 y 1843 Excursiones daguerrianas: las más notables vistas y monumentos del planeta ilustrado por aguatintas realizadas a partir de daguerreotipos. Algunas intervenciones manuales son sin embargo consideradas necesarias para "animar" las vistas, mediante personajes que el tiempo de pose no permite fijar en la placa daguerriana.

John Ruskin (avec Frederick Crawley ?)-Vieille tour à Arona, sur le lac Majeur
John Ruskin (avec Frederick Crawley ?)
Vieille tour à Arona, sur le lac Majeur, vers 1858
Collection Ken & Jenny Jacobson
© Courtesy of K. and J. Jacobson, UK

El italiano Ferdinando Artaria emprende, con Vistas de Italia a partir del Daguerreotipo un proyecto del mismo tipo, mientras que el británico Alexander John Ellis no llevará a cabo una intención semejante, para la que reunió más de ciento cincuenta placas, realizadas por él o adquiridas acerca de otros operadores. En cuanto a John Ruskin, reunió una importante colección de daguerreotipos y utilizó parte de entre ellos para su famoso libro Piedras de Venecia junto a sus propios dibujos y acuarelas.

Giacomo Caneva-Tivoli, cascade de l'Aniene
Giacomo Caneva
Tivoli, cascade de l'Aniene, vers 1850
Musée d'Orsay
© Musée d’Orsay, Dist. RMN-Grand Palais / Patrice Schmidt
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La Escuela romana de fotografía

Conocido hoy bajo el nombre de Escuela Romana de Fotografía, un pequeño grupo se reunió con frecuencia, a comienzos de los años 1850, en el caffè Greco, Via dei Condotti. Sus miembros intercambiaban respecto a las nuevas técnicas del negativo papel, y practicaban juntos experiencias de campo, a la manera de los círculos de calotipistas incipientes en la misma época en Francia o en Inglaterra.
Sus relaciones con el mundo de la pintura, del que algunos proceden, influencian su mirada, como la mayoría de aquella de los primeros fotógrafos. Sin embargo, aunque su interpretación visual de la ciudad encuentra sus raíces en la tradición de la pintura del paisaje, alcanzan resultados originales, apropiándose de técnicas fotográficas que se encuentran en el corazón de sus preocupaciones.

Frédéric Flachéron (1813?R1883)-Rome. La colonne de Phocas et l'arc de Septime Sévère au Forum, l'église Santa Luca e Martina, et le temple de Vespasien
Frédéric Flachéron (1813?R1883)"
Rome. La colonne de Phocas et l'arc de Septime Sévère au Forum, l'église Santa Luca e Martina, et le temple de Vespasien, 1849
Collection Paula and Robert Hershkowitz
© Paula and Robert Hershkowitz

Ya sean, franceses como Frédéric Flachéron, Alfred-Nicolas Normand o Eugène Constant, de origen británico como James Anderson, o nacidos en Italia, como Giacomo Caneva, todos comparten un proyecto común: fotografiar Roma reuniendo una documentación arquitectónica y vistas de la ciudad.
No obstante, la ciudad eterna no tiene el monopolio de la práctica del calotipo, que se desarrolla también de Norte a Sur de la península. Pero, mientras que el daguerreotipo tuvo de inmediato un éxito comercial considerable, el calotipo interesa principalmente un público más exigente, con una sensibilidad artística más desarrollada.

Gioacchino Altobelli-Rome, clair de lune sur le Forum
Gioacchino Altobelli
Rome, clair de lune sur le Forum, vers 1865
Kalamata, Grèce, collection particulière
© Musée d’Orsay, Dist. RMN-Grand Palais / DR

El "Gran Tour"

A partir de 1860, el turismo observa un auge extraordinario en Italia. La burguesía sigue a los adeptos del "Gran Tour", fórmula que evoca una especie de viaje iniciático cuya práctica se había expandido a partir de finales del siglo XVI, en el seno de las clases dirigentes inglesas y francesas. En el siglo XIX, la atracción ejercida por la península se encuentra renovada por las excavaciones arqueológicas de Pompeya y de Herculano, apoyándose en la moda por la literatura de viaje.

Carlo Naya-Venise au clair de lune
Carlo Naya
Venise au clair de lune, vers 1875
Guilford, collection Bruce Lundberg
© Robert J. Hennessey

Los fotógrafos de esta época adoptan el proceso del negativo vidrio al colodión y del positivo sobre papel albuminado, de un uso más fácil que el daguerreotipo o el calotipo. Proliferan entonces en las grandes ciudades, talleres cuya producción estaba ante todo destinada a los turistas. Carlo Naya en Venecia, los hermanos Alinari en Florencia, Robert MacPherson y Gioacchino Altobelli en Roma, Giorgio Sommer y Alphonse Bernoud en Nápoles, por citar solo los más célebres, proponen a los aficionados imágenes-recuerdos: vistas de conjunto de las ciudades, monumentos, obras maestras de los museos. Esta práctica era muy corriente hasta los años 1880, fecha a partir de la que la evolución de las técnicas fotográficas permite a los aficionados realizar ellos mismos sus propios álbumes.

Giovanni Fattori-La sentinelle
Giovanni Fattori
La sentinelle, 1871
Collection particulière
© D.R.

El Risorgimento
Desde 1815 y los acuerdos del congreso de Viena, Italia está dividida en siete estados. La reconquista de la unidad del país constituye uno de los grandes movimientos nacionales del siglo XIX. Conocido bajo el nombre de Risorgimento [Renacimiento] adquiere la adhesión de numerosos intelectuales y artistas que lo apoyan y lo transmiten en sus obras. Éste fue el caso de numerosos fotógrafos, pero también de pintores como Girolamo Induno o Giovanni Fattori.
Una primera vez, en 1848-1849, los patriotas intentaron liberar algunos estados de la doble tutela austriaca y pontificia, pero al final fueron derrotados. Las fotografías de Stefano Lecchi constituyen un valioso testimonio de la defensa de Roma por Garibaldi y de las destrucciones sufridas por la ciudad.

Gustave Le Gray-Palerme. Rue de Tolède
Gustave Le Gray
Palerme. Rue de Tolède, juin 1860
Guilford, collection Bruce Lundberg
© Robert J. Hennessey

Diez años más tarde, entre 1859 y 1861 se reanudó y en parte llevó a cabo, la obra de unificación, gracias al impulso popular, al apoyo de Cavour y de Napoleón III. El movimiento generó una simpatía internacional, numerosos extranjeros acuden para ayudar a Garibaldi. Sus tropas, apodadas las Camisas rojas (o también Los Mil), conquistan Sicilia y Nápoles en 1860. Alexandre Dumas acude allí, acompañado por Gustave Le Gray que realiza un extraordinario reportaje sobre las ruinas y las barricadas de Palermo.
En 1870 solo Roma sigue fuera del reino italiano. Pero la caída del Imperio francés priva al papa Pío IX de su mayor apoyo y los italianos entran en Roma, firmando el cese del poder temporal del papado. La anexión de los estados pontificios fue ratificada por un plebiscito y, el 26 de enero de 1871, Roma se convierte en capital de la Italia unificada.

Giorgio Sommer-Pompéi, empreinte humaine
Giorgio Sommer
Pompéi, empreinte humaine, 1868
Kalamata, Grèce, collection particulière
© Musée d’Orsay, Dist. RMN-Grand Palais / DR

La mirada arqueológica
Artistas y viajeros en búsqueda de una imagen "auténtica" de la Antigüedad están particularmente atentos a los descubrimientos realizados en Pompeya y en Herculano. La mayoría de las fotografías muestra yacimientos desiertos, teñidos de una poesía melancólica. Muchas de entre éstas son obra de viajeros británicos o franceses, pero también de fotógrafos establecidos en Nápoles, Michele Amodio, Alphonse Bernoud, Roberto Rive o Giorgio Sommer. Éste último trabajo ocasionalmente con Giuseppe Fiorelli, responsable de las excavaciones a partir de 1860. Sommer fotografía en particular los moldeados realizados por Fiorelli vaciando yeso en los espacios dejados por los cuerpos que se quedaron atrapados en la lava.
El 26 de abril de 1872 el propio Sommer registra, cada media hora, las fases de erupción del Vesubio. Sus imágenes demuestran una gran sobriedad, comparadas con los enfoques dramáticos, poéticos y románticos que privilegian las pinturas.

Giorgio Sommer-Eruption du Vésuve, 26 avril 1872, 41⁄2 p.m.
Giorgio Sommer
Eruption du Vésuve, 26 avril 1872, 4½ p.m.
Kalamata, Grèce, collection particulière
© Musée d’Orsay, Dist. RMN-Grand Palais / DR

Respecto a los yacimientos arqueológicos romanos, la producción fotográfica está menos orientada hacia el gusto de los turistas. El objetivo es más científico, se trata de constituir una documentación. Así mismo, el arqueólogo británico John Henry Parker hizo fotografiar, entre 1865 y 1877, los edificios y las obras de arte medievales y de la Antigüedad, descubiertos durante las excavaciones del Palatino, del Foro romano y de las termas de Caracalla. Estas fotografías, a menudo austeras representaciones de fragmentos de arquitectura, servirán para ilustrar su libro en doce volúmenes, The Archeology of Rome, valioso testimonio de un aspecto de la capital romana, desaparecido durante la modernización de la ciudad.

Paul Delaroche-Les pèlerins à Rome
Paul Delaroche
Les pèlerins à Rome, 1842
PoznaT, Muzeum Narodowne Fundacji im Raczynkich
© Muzeum Narodowe, Poznan

Pueblo italiano y modelos para artistas
En la Italia del siglo XIX, la mayoría de los viajeros evita mezclarse con la población local. Por un lado, admiran estos herederos de la Antigüedad, estos "hijos de la naturaleza" cuya vida todavía está preservada de la civilización; por otro, muestran condescendencia por aquellos que consideran como campesinos bastos e imprevisibles. Esta ambivalencia se refleja en numerosos relatos de viaje, entre otros el de Maximilien Misson, citado con frecuencia en el siglo XIX, aunque publicado a comienzos del siglo XVIII, que evoca "Un Paraíso poblado de Diablos y de Madonas". Mediante la fotografía aparecen numerosos estereotipos relacionados con la imagen del pueblo italiano: músicos ambulantes (pifferari), repartidores de agua, escritores públicos, niños pobres de la región napolitana (lazzarone) y demás

Edmond Lebel-Modèle pour sa peinture, Petite marchande de figue et de noix
Edmond Lebel, Désiré Lebel
Modèle pour "Petite marchande de figues", entre 1863 et 1869
Musée d'Orsay
2006, acquis par l'Etablissement public du musée d'Orsay de la librairie Serge Plantureux, Paris
© Musée d’Orsay, Dist. RMN-Grand Palais / Patrice Schmidt
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comedores de pastas.
Para alimentar su creación, los pintores y los escultores están al acecho de esas imágenes, en mayoría reconstituidas a su intención. Algunas escenas costumbristas que muestran a campesinos italianos parecen así mismo haberse inspirado directamente de los modelos fotográficos. Como es el caso en particular de los cuadros de Edmond Lebel, pintor francés que él mismo practicó la fotografía. Los "Estudios para artistas" se multiplican y constituyen un sector importante de la producción fotográfica durante varias décadas. Aquellas que llevan la firma de Filippo Belli, Giacomo Caneva, A. de Bonis o de Gustave Eugène Chauffourier se encuentran entre las más buscadas.

Arnold Böcklin-Ruine au bord de la mer
Arnold Böcklin
Ruine au bord de la mer, 1880
Aarau, Aargauer Kunsthaus / Depositum der Gottfried Keller-Stiftung
© Aargauer Kunsthaus Aarau

Sueño pictorialista
En el giro del siglo el pictorialismo, movimiento de una amplitud internacional, entiende promover la fotografía como una forma de expresión artística al igual que la pintura. Alejados de las preocupaciones comerciales, los fotógrafos que pertenecen a esta corriente, ponen su dominio de la técnica al servicio de su creación.
Los clichés pictorialistas de mayor relevancia, tomados en Italia, proceden de dos miembros del Cámara Club de Viena: Heinrich Kühn y Hugo Henneberg. Los paisajes de Henneberg favorecen, por su estructura y su formato, acercamientos con los cuadros simbolistas de Arnold Böcklin o de Hans Thoma. Aquellos de Kühn fueron ideados en un estilo más dramático, véase teatral.

Wilhelm von Gloeden-Caïn
Wilhelm von Gloeden
Caïn, 1913
Vienne, Westlicht Museum / Peter Coeln
© Westlicht Museum, Viena / Peter Coeln

Los puentes, que pueblan el universo pictorialista, se encuentran también en las composiciones de densas sombras de Alvin Langdon Coburn, mientras que de los fotograbados de James Craig Annan se destacan atmósferas que arrastran al espectador hacia los inciertos límites entre real e imaginario. Para sus contemporáneos, los desnudos al aire libre de Wilhelm von Gloeden evocan el renacimiento de una Arcadia cercana del mundo bucólico poblado de faunos de un Böcklin. Portadores de una simbología homosexual, más o menos voluntariamente ignorada, estos desnudos están a su vez considerados como la representación de un paraíso perdido y utilizados como modelos en las academias de Bellas Artes.