Rosa Bonheur, «La mare aux fées à Fontainebleau» [El estanque de las hadas en Fontainebleau]

Rosa Bonheur
La Mare aux fées à Fontainebleau, date indéterminée
Musée d'Orsay
Achat, 2021
© © Musée d’Orsay, dist. RMN-Grand-Palais / Patrice Schmidt
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Rosa Bonheur siempre vivió y trabajó en contacto con la naturaleza, su principal fuente de inspiración. Si bien se la considera una pintora de figuras (principalmente animales), también se dedicó a los paisajes, no como un fin en sí mismo sino con el objetivo de estudiar y «representar fielmente la naturaleza». La estudia en el campo durante sus viajes, particularmente en Auvernia, el Cantal y los Pirineos, en las décadas de 1840 y 1850, luego desde su instalación en By, durante sus excursiones diarias al bosque cercano, que conocía profundamente.

El estanque de las hadas es un rincón particularmente pintoresco. Ubicado en el sendero des Etroitures, este espejo de agua siempre irrigado y rodeado de abedules, ha inspirado a muchos pintores, dibujantes y fotógrafos. Su nombre, que evoca mitos y leyendas fantásticas, era aún más significativo en una época marcada por la industrialización y el desarrollo de las ciudades. Se origina en una leyenda, según la cual las hadas habrían arañado la superficie de las rocas circundantes. También podemos evocar la célebre novela de George Sand, La Mare au Diable, cuyo universo inspirado en las llamadas «novelas rurales» (que transcurren en entornos rurales y bucólicos), ha sido comprado a menudo con el de Rosa Bonheur.

 

, Bonheur, Rosa
Rosa Bonheur
La Mare aux fées à Fontainebleau, date indéterminée
Musée d'Orsay
Achat, 2021
© © Musée d’Orsay, dist. RMN-Grand-Palais / Patrice Schmidt
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El estanque de las hadas tiene la gran originalidad de confrontar una parte en color y otra en blanco y negro, reflejando la técnica fotográfica. Rosa Bonheur también pintó algunas acuarelas basadas en fotografías del bosque de Fontainebleau, probablemente de forma experimental y no comercial, aplicando color sobre el blanco y negro utilizado como trama pictórica.

En las colecciones de Orsay había una sola acuarela de paisaje de la artista, un primer plano del tronco de un roble, que ella y Anna Klumpke habían decidido donar al Museo de Luxemburgo, y que es uno de los trabajos más representativos de la obra de la artista. Complementa a la perfección este dibujo, que ofrece un amplio punto de vista del paisaje.

Esta gran acuarela revela esta faceta poco conocida de la obra de Rosa Bonheur, aficionada a las pinturas de grandes animales pero también a las acuarelas ligeras, delicadas y vibrantes, que intentan capturar la atmósfera mágica del bosque.

El Museo de Orsay y el Museo de Bellas Artes de Burdeos se han unido para celebrar, en 2022, la primera retrospectiva de la artista en París en un siglo.