Pinturas

Akseli Gallen-Kallela
Palokärki ; le Grand Pic noir, 1894
Musée d'Orsay
Achat avec le soutien de la famille de Akseli Gallen-Kallela, 2020
© Musée d’Orsay, Dist. RMN-Grand Palais / Patrice Schmidt
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Un patrimonio rico y complejo

La colección de pinturas del Museo de Orsay proviene de las instituciones museísticas que le precedieron desde principios del siglo XIX: el Museo de Luxemburgo, creado en 1818 y dedicado a las obras de artistas franceses vivos; el Jeu de Paume de las Tullerías donde, a partir de 1922, se presentan las obras de las escuelas extranjeras contemporáneas adquiridas para el Museo de Luxemburgo; el Louvre, donde se exhiben las obras de los principales artistas del siglo XIX que ingresaron tardíamente en las colecciones, y donde se abrieron las salas impresionistas en 1929; el Museo Nacional de Arte Moderno, inaugurado en 1937 en el Palais de Tokyo; y el Jeu de Paume, transformado en 1947 para presentar la colección impresionista del Museo del Louvre, así como las obras posimpresionistas adquiridas para el Louvre. 

Aparte del Louvre, estas instituciones han desaparecido o han cambiado de finalidad, (el Museo du Luxemburgo, creado en 1818, cerró definitivamente en 1939).     

La sección más antigua de la colección de Orsay está formada por adquisiciones realizadas por el Museo de Luxemburgo. Cuando se creó en 1818, su papel fue innovador, ya que no se trataba de exponer obras de arte antiguas (rol que tradicionalmente se asignaba a los museos de la época), sino aquellas creadas por artistas franceses vivos. Las obras elegidas por el Estado para ser presentadas en el Museo de Luxemburgo eran adquiridas en el Salón cuando estas recibían críticas favorables. Algunas obras son encargos y otras son adquiridas con créditos de la Lista civil. Una regla tácita y aplicada de forma muy diversa establece que los artistas expuestos en el Museo de Luxemburgo ingresarán en el Louvre diez años después de su muerte, si han sido plenamente reconocidos.

Las adquisiciones para el Museo de Luxemburgo, parte integral del sistema oficial de Bellas Artes

Por lo tanto, la constitución de la colección del Museo de Luxemburgo fue parte integral del sistema oficial de Bellas Artes en el siglo XIX. Los alumnos de Ingres, un maestro reconocido, son apreciados: la pintura de Théodore Chassériau, Le Tepidarium [El Tepidarium] , fue adquirida en 1853. En el Salón, la tradición académica es muy apreciada, y se renueva para estar en armonía con la época. El cuadro de Thomas Couture, Les Romains de la Décadence [Los Romanos de la Decadencia], encargado por el Estado en 1846, fue adquirido en 1847 tras su presentación en el Salón. Se lo considera como una solución al conflicto entre el clasicismo y el romanticismo. El gran género, la pintura de historia, que se inspira particularmente en la historia antigua (a pesar de que la pintura de Couture evoca lo que él considera la decadencia moral de su tiempo), la mitología grecolatina, las escenas bíblicas o la historia de los primeros tiempos del cristianismo, siguen siendo los temas favoritos de la administración.

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Thomas Couture
Romains de la décadence, en 1847
Musée d'Orsay
Commande de l'Etat, 1846
© RMN-Grand Palais (Musée d’Orsay) / Hervé Lewandowski
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Debido a que estaba vinculada a la recepción crítica de las obras expuestas en el Salón, la política de adquisiciones del Museo de Luxemburgo sufrió progresivamente ciertas omisiones. En efecto, a pesar de que la tradición del bello ideal y el academicismo siguieron siendo importantes, las corrientes artísticas se diversificaron a partir de la década de 1830. En primer lugar, la pintura de paisaje se fue renovando, impulsada por artistas cuya importancia es reconocida en la actualidad, en particular Théodore Rousseau y Jean-François Millet. Ninguno de ellos se benefició de adquisiciones anteriores a las de finales de siglo, derivadas de donaciones de coleccionistas privados. Además, varios artistas, incluido Gustave Courbet, se ponen como objetivo representar la realidad. Su célebre cuadro, Un enterrement à Ornans [Entierro en Ornans], fue muy mal recibido en el Salón de 1850. Según la lógica del sistema de la época, perfectamente orquestado, el Estado no adquiere obras del artista, a pesar que este se encuentra en la cumbre de su expresión. Pero otros pintores realistas ingresaron al Museo de Luxemburgo, en el mismo momento en el que desarrollaban sus creaciones: Rosa Bonheur, que derribó los prejuicios contra las mujeres artistas, recibió un encargo del Estado en 1848 para su obra Labourage nivernais [Arando en el Nivernais].

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Rosa Bonheur
Labourage nivernais, dit aussi Le sombrage, en 1849
Musée d'Orsay
achat après commande de l'Etat, 1849
© Musée d’Orsay, Dist. RMN-Grand Palais / Patrice Schmidt
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La Segunda República (1848-1851) reorienta temporalmente las adquisiciones hacia los grandes artistas olvidados de las décadas anteriores: es entonces cuando se adquieren obras de Corot, que se exponen por primera vez en el Museo de Luxemburgo con Une matinée, la Danse des Nymphes [Una mañana, la Danza de las Ninfas] del Salón de 1850 -1851. Jules Breton, uno de los grandes artistas del mundo campesino, también es apreciado. Su obra titulada Le rappel des glaneuses [El llamamiento de las espigadoras], fue adquirida en 1859 en el Salón, durante el Segundo Imperio, bajo la Lista civil de Napoleón III, quien la donó al Museo de Luxemburgo en 1862.

La apertura del sistema: de completar colecciones a recibir al impresionismo

¿Cómo pudo evolucionar este sistema rígido, que podría haber limitado seriamente la innovación artística? Varios acontecimientos, así como la movilización de artistas y escritores, contribuyeron a ello a partir del Segundo Imperio (1852-1870). En 1863, la preeminencia del Salón queda anulada cuando Napoleón III, al constatar que se habían rechazado 3000 obras en el Salón, acepta la organización de un Salón paralelo, llamado «El Salón de los Rechazados». Este movimiento, que se oponía al dominio exclusivo del Salón respecto a la política artística, continuó después de la guerra franco-prusiana de 1870, con la proliferación de exposiciones independientes, como las de los impresionistas entre 1874 y 1886, el Salón de los Independientes fundado en 1884, seguidos de la creación de la Sociedad Nacional de Bellas Artes en 1890 que intenta reflejar mejor la diversidad de la vida artística. En la década de 1890, el movimiento impresionista aún no se había beneficiado de las adquisiciones realizadas para los museos nacionales, excepto contadas excepciones, y su precio se había vuelto muy elevado. Afortunadamente, una serie de donaciones excepcionales permitirá su ingreso en las colecciones nacionales.  

La época de las grandes donaciones

Los marchantes y coleccionistas apoyaron las nuevas tendencias, y contribuyeron a modificar el gusto del público a través de su aguda visión del arte de su época. El marchante Paul Durand-Ruel reconoció de inmediato el valor de los impresionistas, y organizó una exposición de sus obras en su galería londinense de New Bond Street en 1870. Luego organizó periódicamente exposiciones dedicadas a estos artistas en París.

Gustave Caillebotte, él mismo pintor, adquirió las obras de sus amigos impresionistas para apoyarlos financieramente. Expuso con el grupo a partir de 1876. Es gracias a él que los artistas de este movimiento ingresan en las colecciones nacionales francesas (excepto Manet, Renoir y Sisley, que ya estaban presentes con un cuadro cada uno), pero este ingreso no está libre de polémica. Luego de su muerte en 1894, Caillebotte legó al Estado su colección de 67 pinturas y pasteles impresionistas, y dos dibujos de Millet. Las autoridades se complacen por este legado, que completa oportunamente un vacío evidente, pero el testamento estipula que se debe exponer la colección completa. Sin embargo, el Museo de Luxemburgo, que albergará las obras, no tiene el espacio suficiente para hacerlo. El hermano de Caillebotte, Martial Caillebotte, junto con Renoir (quien había sido elegido como albacea), mantuvo firmemente la condición del legado. Por lo tanto, era necesario limitar la cantidad de obras. Tras una serie de negociaciones reflejadas en la prensa, se llegó a un compromiso que permitía al Estado elegir las obras (40 en total), que finalmente fueron expuestas en 1897 en el Museo de Luxemburgo. Entre ellas figura L’Estaque de Cézanne (1878), La Gare Saint-Lazare [La Estación Saint-Lazare] (1877) de Monet, Printemps. Pruniers en fleurs [Primavera. Ciruelos en flor] (1877) de Pissarro, y el Bal du Moulin de la Galette [Baile en el Moulin de la Galette] (1876) de Renoir. Martial Caillebotte completó la donación de su hermano, ofreciendo, a través de Renoir en 1894, la obra Raboteurs de parqué [Los acuchilladores de parqué] (1875), y Vue de toits (Effet de neige) [Vista sobre los techos, efecto de nieve] (1878) de Gustave Caillebotte.  

Auguste Renoir
Bal du moulin de la Galette, en 1876
Musée d'Orsay
Legs Gustave Caillebotte, 1894
© Musée d’Orsay, Dist. RMN-Grand Palais / Patrice Schmidt
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Las grandes donaciones, provenientes de artistas como Caillebotte o de otros coleccionistas, juegan un papel fundamental y tienen como objetivo hacer que determinadas obras, que consideran que han quedado fuera injustamente del sistema de adquisiciones públicas, obtengan el reconocimiento que merecen. Cuando Édouard Manet muere en 1889, su cuadro Olympia, que había causado una gran polémica en el Salón de 1865, permanecía sin comprador en el estudio del artista. Fue entonces cuando unos estadounidenses adinerados consideraron comprar obras de Manet, incluyendo Olympia. Con el apoyo del pintor estadounidense John Sargent, Monet lanzó entonces una suscripción pública para comprar el cuadro a la viuda de Manet. A raíz de esto, Olympia fue donada al Estado en 1890. La intención de Monet era hacer reconocer finalmente el lugar considerable que este artista debía ocupar en «la historia del siglo». Gracias a la intervención de Clemenceau, amigo de Monet, el cuadro fue expuesto en el Louvre en 1907.

Edouard Manet
Olympia, 1863
Musée d'Orsay
Offert à l'Etat par souscription publique sur l'initiative de Claude Monet, 1890
© Musée d’Orsay, Dist. RMN-Grand Palais / Patrice Schmidt
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El rico coleccionista e historiador del arte, Étienne Moreau-Nélaton, reconocido especialista en Corot, Daubigny, Millet y Manet, adquirió obras de estos artistas y obras maestras del impresionismo. En 1906 donó al Louvre un centenar de cuadros, incluyendo obras románticas, paisajes de Barbizon, y obras clave de la Nueva Pintura y el Impresionismo. Le debemos, por ejemplo, el ingreso de Déjeuner sur l’herbe [Almuerzo sobre la hierba] de Édouard Manet, obra rechazada por el jurado del Salón en 1863 que compró a Durand-Ruel en 1900, y también de Coquelicots [Amapolas] de Claude Monet (1873), una de las obras más destacadas de la primera exposición del grupo en 1874.

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Claude Monet
Coquelicots, en 1873
Musée d'Orsay
Donation d'Etienne Moreau-Nélaton, 1906
© RMN-Grand Palais (Musée d’Orsay) / Hervé Lewandowski
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El empresario Alfred Chauchard, que se hizo rico por su propia cuenta, se convirtió en un coleccionista destacado gracias a su éxito comercial. En su colección reunió un conjunto único de artistas de Barbizon, grandes olvidados por la política de adquisiciones públicas, como Théodore Rousseau. Es gracias a él y a una campaña de prensa internacional que L’Angélus [El Ángelus] (1857-1859) de Jean-François Millet regresó a Francia. En efecto, en 1890 compró a la American Art Association la pintura, a un gran costo. Su legado al Estado fue aceptado en 1910, subsanando omisiones importantes.

Jean-François Millet
L'Angélus, entre 1857 et 1859
Musée d'Orsay
Legs d'Alfred Chauchard, 1909
© Musée d’Orsay, Dist. RMN-Grand Palais / Patrice Schmidt
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En 1911 se legó la colección de Isaac de Camondo. Además de muebles del siglo XVIII o grabados japoneses, aporta a las colecciones nacionales un notable conjunto de grandes obras impresionistas. Entre los grandes artistas que integran esta colección figuran Degas y Manet, incluyendo obras como Le Fifre [El pífano] de Édouard Manet (1866). Monet también forma parte de la colección, con su obra Londres, le Parlement [Londres, el Parlamento] (1904).

Claude Monet
Londres, le Parlement. Trouée de soleil dans le brouillard, en 1904
Musée d'Orsay
Legs du comte Isaac de Camondo, 1911
© Musée d’Orsay, Dist. RMN-Grand Palais / Patrice Schmidt
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Es uno de los pocos coleccionistas que comprende el enfoque serial del artista, y adquiere cuatro de las famosas Cathédrales de Rouen [Catedrales de Rouen]. Todavía mal representado en las colecciones públicas francesas, Cézanne adquiere finalmente una posición más justa con, entre otras obras Les joueurs de cartes [Los jugadores de cartas] (hacia 1890-1895). Asimismo, Van Gogh ingresa finalmente al museo con Fritillaires [Corona imperial en un jarrón de cobre] (1887). Al ser expuestos en el Louvre, gracias a la apertura de las salas dedicadas a la colección Camondo en 1914, esta donación ofreció a Degas, Renoir y Monet la consagración suprema.

 

Antonin Personnaz, gran amante del arte, importante fotógrafo y amigo de pintores como Pissarro y especialmente Guillaumin, legó su colección al Estado. Incluye casi 140 obras impresionistas, incluyendo Le Pont d’Argenteuil [El Puente de Argenteuil ] (1874) de Monet, Paysage à Éragny [Paisaje en Éragny] (1897) de Pissarro, L’île de la grande Jatte [La isla de la Grande Jatte] (1873) de Sisley. Las obras legadas por Personnaz ingresaron en el Louvre tras la muerte del donante en 1937: su sección impresionista se distribuyó entre el museo Bonnat de Bayona, del que era comisario Personnaz, y el museo de Orsay (cerca de 40 obras).

Alfred Sisley
L'île de la Grande Jatte, en 1873
Musée d'Orsay
© RMN-Grand Palais (Musée d’Orsay) / Hervé Lewandowski
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Una política de adquisiciones que busca reflejar la diversidad artística francesa

En el Museo de Luxemburgo, los sucesivos conservadores, Étienne Arago y luego Léonce Bénédite, realizaron adquisiciones que reflejan el desarrollo de las sensibilidades artísticas. Sin embargo, en 1892, el Estado aún no había adquirido ninguna obra impresionista. La constatación del retraso de veinte años, desde su primera exposición en Londres, impulsó la adquisición de Jeunes filles au piano [Muchachas al piano] de Auguste Renoir en 1892, y luego de Jeune Fille en toilette de bal [Joven con vestido de fiesta] de Berthe Morisot en 1894. En la década de 1890, los precios de los impresionistas ya eran muy altos y fue gracias a las grandes donaciones que las colecciones nacionales se enriquecieron con un gran número de obras, a partir del legado de Caillebotte, aceptado en 1895.

Berthe Morisot
Jeune femme en toilette de bal, en 1879
Musée d'Orsay
Acquisistion de Théodore Duret, 1894
© Musée d’Orsay, Dist. RMN-Grand Palais / Patrice Schmidt
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Otras omisiones del período anterior fueron subsanadas, por ejemplo, cuando se aceptó la donación, por parte de la hermana del artista en 1881, de Un Enterrement à Ornans [Entierro en Ornans] de Courbet (1849). La obra ingresa directamente en el Louvre. Otras corrientes más sensibles a los temas alegóricos también ingresaron en el Museo de Luxemburgo, como Le Pauvre pêcheur [El Pobre pescador] de Pierre Puvis de Chavanne, que suscitó una gran polémica en el Salón de 1881. Sin embargo, la obra acabó siendo comprada por el Estado en 1887, al igual que Un atelier aux Batignolles [Un taller en el Batignolles], de Fantin-Latour (1870), adquirida en 1892.

Pierre Puvis de Chavannes
Le pauvre pêcheur, en 1881
Musée d'Orsay
© Musée d’Orsay, Dist. RMN-Grand Palais / Patrice Schmidt
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El naturalismo, muy apreciado durante la Tercera República, era plenamente reconocido, como lo demuestra la adquisición en 1882 de una obra emblemática de Léon Lhermitte, La Paye des moissonneurs [La Paga de los cosechadores].

Léon Lhermitte
La Paye des moissonneurs, en 1882
Musée d'Orsay
© RMN-Grand Palais (Musée d’Orsay) / Hervé Lewandowski
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Las obras de Charles Cottet, miembro de un grupo de pintores, a veces llamados «La Bande noire» (La Banda Negra) debido a su rechazo al uso de la paleta clara de los impresionistas y su preferencia por las armonías oscuras, fueron muy apreciadas por Bénédite, el conservador del Museo de Luxemburgo en esa época. Es entonces que ingresan en las colecciones públicas, destacándose el tríptico Au pays de la mer [En la tierra del mar] de Cottet, adquirido en el Salón de 1898. La política de adquisiciones por parte del Museo de Luxemburgo estaba abierta al denominado "orientalismo", del cual Bénédite es también un gran promotor.

 

El dinamismo de las adquisiciones de obras de escuelas extranjeras

Bénédite cree que el Museo de Luxemburgo debe dar cabida a las tendencias internacionales del arte de su tiempo, que en su opinión ilustran la influencia del arte francés y afirman el papel de París como capital de las artes. Durante sus viajes al extranjero, y a través de adquisiciones realizadas durante la Exposición Universal de 1900 de París, constituye una colección de pinturas belgas (Alfred Stevens, Constantin Meunier); estadounidenses (Winslow Homer, cuya obra Nuit d’été [Noche de verano], fue adquirida en la Exposición de 1900); nórdicas (Anders Zorn, Frits Thaulow); e incluso, aunque en menor medida por razones políticas, alemanas (Fritz von Uhde).

Winslow Homer
Nuit d'été, en 1890
Musée d'Orsay
Acq de l'Etat, 1900
© RMN-Grand Palais (Musée d’Orsay) / Hervé Lewandowski
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La importancia de la sección dedicada a las escuelas extranjeras le llevó a solicitar, en 1919, que se presentase en el edificio del Jeu de Paume, en las Tullerías. Esta petición fue aceptada tres años antes de su muerte, en 1922. Las obras de las escuelas extranjeras se transfirieron al Jeu de Paume, que se convirtió en un anexo del Museo de Luxemburgo, antes de convertirse en museo por derecho propio en 1931.

En los mismos años, en 1929, se instalaron en el Louvre las obras impresionistas que se encontraban en el Museo de Luxemburgo. Estos traslados permiten solucionar temporalmente los problemas de espacio que sufría el museo, a pesar de las obras que se habían realizado para subsanarlos.

El Museo Nacional de Arte Moderno y la colección impresionista y posimpresionista del Museo del Louvre en el Jeu de Paume

Debates, nuevos sitios museísticos y el rol del Louvre

Los debates sobre el papel del Museo de Luxemburgo comenzaron en el siglo XIX, intensificándose a principios del siglo XX y durante el período de entreguerras. Una de las críticas al Museo de Luxemburgo es que era menos un museo de arte moderno que un museo de artistas vivos. Es por esto que el Estado tomó la decisión, en 1934, de crear un museo de arte moderno, que se estableció en el Palais de Tokyo, construido en 1937 con motivo de la Exposición internacional de artes y técnicas en la vida moderna. Las colecciones presentadas en el Museo de Luxemburgo y las obras de escuelas extranjeras expuestas en el Jeu de Paume fueron trasladadas al Palais de Tokyo en 1938.

El Museo de Luxemburgo cerró definitivamente en 1939, antes de la ocupación alemana. Este evento generó una conmoción en los museos nacionales. El Jeu de Paume fue cedido a los ocupantes alemanes, quienes instalaron allí sus servicios encargados de la expoliación de obras de arte consideradas «propiedad judía». Jean Cassou, conservador del nuevo Museo Nacional de Arte Moderno, fue destituido de su cargo por el régimen de Vichy, y se unió a la Resistencia. La planta baja del museo fue instalada e inaugurada el 6 de agosto de 1942 por el ministro de Educación Nacional, para cerrar poco después y reabrir por unos meses en 1943.    

En 1945, Jean Cassou retomó su cargo de conservador jefe del Museo Nacional de Arte Moderno, reformulando completamente el plan de exposición para preparar su inauguración oficial, que tuvo lugar en 1947. El mismo año, las obras impresionistas y posimpresionistas presentadas hasta entonces en el Louvre se trasladaron al Jeu de Paume, que se convirtió en una galería anexa al Louvre.

 

El enriquecimiento de las colecciones con obras de grandes artistas

Cuando las obras impresionistas ingresaron en la galería del Jeu de Paume en 1947, la colección anteriormente expuesta en el Louvre ya se había enriquecido con lo que se denomina posimpresionismo: los artistas que, de Gauguin, Van Gogh y Seurat hasta Toulouse-Lautrec, admiran y desafían a la vez los impresionistas de la década de 1880. Eran los grandes olvidados del Museo de Luxemburgo a principios de siglo. Fue necesario esperar hasta la década de 1920 para que estuvieran mejor representados en las colecciones nacionales. El contexto es propicio a los legados y donaciones, ya que se realizan para el Louvre, un museo cuyo prestigio es indiscutible y cuya estabilidad está garantizada. De esta forma, Le restaurant de la Sirène à Asnières [El Restaurant de la Sirène en Asnières], de van Gogh (1886), formaba parte del legado de Joseph Reinach al Louvre en 1921. En 1927, el Estado aceptó el legado del estadounidense John Quinn del cuadro Le Cirque [El Circo] de Georges Seurat (1891) y, en 1930, el del Étude pour «Un dimanche après-midi à l’île de la Grande Jatte» [Estudio para «Tarde de domingo en la isla de la Grande Jatte»] (entre 1884 y 1886) del mismo artista, proveniente de un donante anónimo.

 

Georges Seurat
Le cirque (détail), 1891
Musée d'Orsay
Legs John Quinn, 1927
© Musée d’Orsay, Dist. RMN-Grand Palais / Patrice Schmidt
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Otro aspecto del posimpresionismo, encarnado en obras de Paul Gauguin, ingresa en las colecciones durante este período, en particular La Belle Angèle [La Bella Angèle] (1889), gracias a una donación de Ambroise Vollard en 1927, y Le Cheval Blanc [El Caballo Blanco] (1898), adquirida en 1927.

Paul Gauguin
Le cheval blanc, 1898
Musée d'Orsay
Achat, 1927
© RMN-Grand Palais (Musée d’Orsay) / RMN
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La colección posimpresionista del Louvre siguió creciendo después de su traslado al Jeu de Paume, para subsanar sus omisiones. Tres obras de Seurat, desnudos femeninos, fueron adquiridas en 1947 en la segunda subasta de Félix Fénéon. Este enriquecimiento de colecciones tiene lugar en el contexto del reconocimiento que recibe este artista por parte de importantes coleccionistas e instituciones internacionales, como el Instituto de Arte de Chicago, que se benefició en 1926 de la donación de Un après-midi à la Grande Jatte [Tarde de domingo en la isla de la Grande Jatte](entre 1884- 1886), el Instituto de Arte Courtauld de Londres (Jeune femme se poudrant [Joven empolvándose], 1932), así como por el multimillonario estadounidense Albert Barnes, quien adquiere Les Poseuses [Las Modelos] (1888) en 1926.

Durante las décadas de 1940 y 1950 hubo numerosas donaciones de obras de Van Gogh, reforzando finalmente la presencia del artista en las colecciones nacionales. Varias de ellas provienen de Paul y Marguerite Gachet, en particular el Portrait de l’artiste [Retrato del artista] (1889), donado en 1949. 

Vincent Van Gogh
Portrait de l'artiste (détail), en 1889
Musée d'Orsay
Don Paul et Marguerite Gachet, 1949
© Musée d’Orsay, Dist. RMN-Grand Palais / Patrice Schmidt
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Las adquisiciones de obras de Paul Cézanne, de las que el Museo de Luxemburgo se había beneficiado gracias a los legados de Caillebotte y luego de Isaac de Camondo, se ampliaron con varias adquisiciones, incluyendo dos naturalezas muertas del legado hecho al Louvre por uno de sus más grandes coleccionistas, Auguste Pellerin, y luego por la de los Baigneurs [Bañistas] (alrededor de 1890-1900), proveniente de la donación de Eva Gebhard-Gourgaud en 1965. Obras de Odilon Redon, artista a quien se había adquirido, para el Museo de Luxemburgo en 1904, Les yeux clos [Ojos cerrados] (1890), enriquecen la colección gracias a varios legados, incluido el de Paul Jamot, pintor, crítico de arte, coleccionista y conservador del Louvre, en 1941.

Odilon Redon
Les yeux clos, en 1890
Musée d'Orsay
acquis de l'atiste par l'Etat pour le Luxembourg,1904
© RMN-Grand Palais (Musée d’Orsay) / Hervé Lewandowski
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Rumbo al Museo de Orsay  

A partir de finales de la década de 1960 se hace evidente que el edificio del Jeu de Paume era demasiado pequeño para presentar las obras impresionistas y posimpresionistas en condiciones óptimas. La consideración y los estudios del siglo XIX también cambian: se redescubren obras, artistas y sensibilidades que habían sido dejados de lado, e incluso despreciados, como las escuelas académicas o simbolistas. En 1972, el director de los museos de Francia, Jean Châtelain, planteó la idea de utilizar el hotel y la estación de Orsay, construidos por Victor Laloux en 1900, como centro de exposición. Cuatro años más tarde, se cerró el Museo Nacional de Arte Moderno del Palais de Tokyo, y sus colecciones se trasladaron al Centro Nacional de Arte y Cultura Georges Pompidou, cuya creación se decidió en 1970. En 1977, un pequeño consejo interministerial presidido por Valéry Giscard d'Estaing decidió crear un museo de arte y civilización del siglo XIX en la estación de Orsay. Se organizaron nuevos traslados de obras, procedentes de las reservas del Palais de Tokyo y del Jeu de Paume, para el futuro Museo de Orsay, que ofrecerá una versión más rica y completa de la pintura de la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX.

Política de adquisiciones del Museo de Orsay

A partir de 1978, el equipo de prefiguración del futuro Museo de Orsay comenzó a constituir una colección. Con este fin, se solicitó la devolución de las pinturas que se habían dispersado por toda Francia cuando cerró el Museo de Luxemburgo. En determinados casos, esto dio lugar a intercambios, para no perjudicar a los museos que las habían conservado durante largos años.

Estas devoluciones reforzaron la presencia de la pintura realista de los años 1848-1850, el fin del romanticismo, el eclecticismo del Segundo Imperio, el academicismo y el arte naturalista.

Paul Sérusier
Le Talisman, l'Aven au Bois d'Amour, en 1888
Musée d'Orsay
Acquis avec le concours de M. Philipe Meyer, par l'intermédiaire de la Fondation Lutèce, 1985
© Musée d’Orsay, Dist. RMN-Grand Palais / Patrice Schmidt
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A partir de 1978, el mismo equipo estableció una política de adquisiciones.  Su finalidad es completar, equilibrar y fortalecer las colecciones que provienen del patrimonio histórico, a fin de representar de la manera más completa posible todo el período de la historia del arte, desde 1848 hasta 1914, que fue particularmente prolífico. En 1985, por ejemplo, se adquirió Le Talisman [El Talismán] de Sérusier, completando una serie de prestigiosas donaciones de obras de Bonnard y Redon. La serie de pinturas neoimpresionistas o de la escuela de Pont-Aven en las colecciones del museo muestran la generosidad de los descendientes de artistas o grandes coleccionistas.

 

Además, el Museo de Orsay ha podido beneficiarse del sistema de dación en pago desde sus comienzos, que permite pagar el impuesto de sucesiones a través la entrega de una o varias obras. De esta manera, obras de los más grandes pintores han podido ingresar en las colecciones a lo largo de los años. En total, gracias a este mecanismo, unas cien pinturas y pasteles ingresan en las colecciones del museo desde su creación.

Se destacan particularmente: obras de Courbet, con el icónico Origine du monde [El origen del mundo] (1995); cinco grandes formatos de Bouguereau (2010); el Portrait de Marcel Proust [Retrato de Marcel Proust] de Blanche (1989); una decena de obras de Cézanne, incluyendo varias pinturas de los Baigneurs [Bañistas], La Tentation de Saint Antoine [La Tentación de san Antonio] (1982) y L'Avocat [El Abogado] (1991); obras de Pissarro, incluyendo Coteau de l'Hermitage, Pontoise [Vista del Hermitage, Pontoise] (1983); algunas obras de Manet, incluyendo Combat de taureaux [Corrida de toros] (1976) y L'évasion de Rochefort [La Evasión de Rochefort] (1984); cuadros de Renoir, incluyendo Danse à la ville [Baile en la ciudad] (1978), Julie Manet (1999) y Le poirier d'Angleterre [El Peral de Inglaterra] (2012); pero también varias obras de Degas, incluyendo dos pasteles de las Danseuses [Bailarinas] (1979 y 1997); pinturas de Monet, incluyendo La rue Montorgueil [La calle Montorgueil] (1982), Le déjeuner sur l'herbe [Almuerzo en la hierba] (1987) y Effet de vent [Efecto del viento] (2002); y más recientemente de Caillebotte, con su Paysage à Argenteuil [Paisaje de Argenteuil] (2019); una decena de obras de Bonnard, incluyendo las cuatro Femmes au jardín [Mujeres en el jardín] (1984), L'après-midi bourgeoise [La Tarde burguesa] (1988) y Fenêtre ouverte [Ventana abierta] (2020); también  de Vuillard con Femme de profil [Mujer de perfil] (1990), Chez Maurice Denis [En casa de Maurice Denis] (2001), Autoportrait Octogonal [Autorretrato octogonal] (2015) y Jean Giraudoux (2015); de Denis, con Le menuet de la Princesse Maleine [El minueto de la Princesa Maleine] (1999) y Paysage aux arbres verts [Paisaje con árboles verdes] (2001); obras de Redon, entre las cuales se destacan Le char d’Apollon [El carro de Apolo] (1978) o el conjunto de 15 paneles provenientes de la decoración del Comedor del Barón Robert de Domecy (1988); de Signac, con Les Andelys (1996); y de Matisse, Luxe, calme et volupté [Lujo, calma y voluptuosidad] (1982)...

Auguste Renoir
Le Poirier d'Angleterre ou Le Verger à Louveciennes, vers 1873
Musée d'Orsay
© Musée d’Orsay, Dist. RMN-Grand Palais / Patrice Schmidt
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Para las compras, se realiza un esfuerzo particular para garantizar la presencia de escuelas extranjeras, con La Roue de la Fortune [La Rueda de la Fortuna] de Burne-Jones (1980); Nuit d'été à Aagaardstrand [Noche de verano en Aagaardstrand] de Munch (1986); Départ pour la pêche [Yendo a la pesca] de Mondrian (1987) y Meules de foin III [Almiares de heno III] del mismo artista (2018);   y Repos [Reposo] de Hammershoi (1996). También se adquieren Au conservatoire [En el conservatorio] de Ensor (2009), que subsana una omisión en las colecciones; L'Expulsion du Paradis [La Expulsión del Paraíso] de Von Stuck (2012);À l'Harmonie (Jardin public) [En Harmonie (Jardín Público)] de Georges Morren (2019); o el Grand Pic noir [Gran picamaderos negro] de Akseli Gallen-Kallela (2020); y el Garçon breton de profil [Niño bretón de perfil] de Roderic O'Conor (2021).

Franz von Stuck
L'Expulsion du Paradis, vers 1890
Musée d'Orsay
Achat, 2012
© Musée d’Orsay, Dist. RMN-Grand Palais / Patrice Schmidt
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A partir de la década de 1980, la pintura suiza se convirtió en una de las líneas directrices del enriquecimiento de las escuelas extranjeras en el Museo de Orsay: esta política se refleja en la espectacular compra, solo unos meses después de la apertura del Museo en diciembre de 1986, de un importante paisaje de Hodler, La Pointe d’Andey. A esto le siguió la adquisición de obras maestras de Giovanni Giacometti, incluyendo la Vue de Capolago [Vista de Capolago] (1997) y de Cuno Amiet, con su Paysage de neige [Paisaje con nieve] (1999); así como tres retratos de Hodler, incluido el de Mathias Morhardt y el Portrait du jeune Werner Miller [Retrato del joven Werner Miller], ambos adquiridos en 2018. Este artista, uno de los precursores de la modernidad suiza, ocupa un lugar especial en las colecciones del Museo de Orsay, la única institución francesa que conserva obras suyas, y que ahora cuenta con cinco cuadros del maestro.

 

Desde 1986, el Museo de Orsay también ha tenido la posibilidad de adquirir, a título oneroso, obras de algunos de los más grandes pintores franceses de su época. Entre ellas, podemos citar: Le garçon au chat [Niño con gato] de Renoir (1992); Portrait de l'artiste au Christ jaune [Retrato del artista con Cristo amarillo] de Gauguin (1994); Berthe Morisot au bouquet de violettes [Berthe Morisot con ramo de violetas] de Manet (1998); Galatée [Galatea] de Gustave Moreau (1997); Portrait de Paul Ranson en costume nabi [Retrato de Paul Ranson en traje Nabi] de Sérusier (2004); y un excepcional retrato colectivo de Tissot, Le Cercle de la rue Royale [El Círculo de la rue Royale] (2011). En los últimos años, el Museo de Orsay ha reforzado su posición de referencia en el campo del posimpresionismo, con la adquisición, gracias al sistema de tesoros nacionales, de Le Pardon [El Perdón] de Émile Bernard (2019), precursor del sintetismo; pero también del Christ vert [Cristo verde] de Maurice Denis (2020), una de las obras más radicales del artista; al igual que Tétraèdres [Tetraedros] de Paul Sérusier, que lleva el simbolismo hasta la abstracción.

James Tissot
Le Cercle de la rue Royale, en 1868
Musée d'Orsay
© Musée d’Orsay, Dist. RMN-Grand Palais / Patrice Schmidt
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Finalmente, las donaciones concedidas al Museo de Orsay siguen siendo en la actualidad una de las principales fuentes de enriquecimiento de las colecciones. Cada año se adquieren importantes obras gracias a las distintas donaciones o legados.

Fue con la participación de Georges D. Havas que se financiaron las compras de L'Enfance de Sixte-Quint [La Infancia de Sixto V] de Gustave Moreau (2009) y el Portrait d'Yvonne Lerolle en trois aspects [Retrato de Yvonne Lerolle en tres posiciones] de Maurice Denis (2010). Para la adquisición de este retrato, hito esencial en la historia del simbolismo, el Museo de Orsay también ha podido apoyarse en los pagos debidos de una donación anónima canadiense, y en la participación del Fondo del Patrimonio. También se puede citar como ejemplo la excepcional donación Meyer, cuyo usufructo comenzó en 2007 con la muerte de Philippe Meyer, y que reúne en la actualidad, en un espacio dedicado, pinturas de Bonnard, Vuillard, Cézanne, Seurat, Degas, Fantin-Latour, Monet, Manet, Hammershoi y Mondrian. Este conjunto se complementó en 2009 con la donación de la Fundación Meyer de La symphonie pastorale [La sinfonia pastoral] de Bonnard, que en este momento se encuentra en préstamo al Museo de Cannet.

 

Otra donación excepcional fue la concedida en 2010 por Zeineb y Jean-Pierre Marcie-Rivière, cuyo usufructo comenzó con el fallecimiento de Jean-Pierre Marcie-Rivière, en 2016. Esta importante donación está compuesta por 141 obras de los Nabis, incluyendo 25 cuadros y 94 dibujos de Bonnard; 24 cuadros, 3 pasteles y 2 dibujos de Vuillard. Iniciada a partir de la década de 1960 por André Levy-Despas, el primer marido de Zeineb Kebaïli, la colección fue enriquecida durante más de cuarenta años por Zeineb y Jean-Pierre Marcie-Rivière. Este gesto de gran generosidad confirmó plenamente el rol de institución de referencia desempeñado por el Museo de Orsay para artistas como Vuillard y Bonnard.

Maurice Denis
Portrait d'Yvonne Lerolle en trois aspects, 1897
Musée d'Orsay
Achat avec la participation de George D. Havas, en souvenir de Léo Havas, Robert et Rose Havas, du Fonds du Patrimoine et des arrérages d'une donation anonyme canadienne, 2010
© Musée d’Orsay, Dist. RMN-Grand Palais / Patrice Schmidt
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Esto demuestra que, lejos de detenerse en el patrimonio recibido por parte del Museo de Luxemburgo, el Mnam o el Louvre, las colecciones de pintura del Museo de Orsay están en constante evolución. Donaciones, daciones y compras permiten, año tras año, mantener vivas las colecciones y adaptar las adquisiciones a la evolución del conocimiento y la historiografía del arte.
De esta forma, se ofrece al público una imagen cada vez más completa y en constante renovación de una época prolífica y variada, una de las más creativas de la historia del arte.

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