Autorretratos del museo de Orsay

En el marco de su política de presentación de sus colecciones en el conjunto del territorio, el museo de Orsay se ha asociado con el museo de Bellas Artes de Nancy y el museo de Bellas Artes de Quimper, para explorar sus colecciones alrededor del tema del autorretrato. Esta exposición excepcional invita a una nueva mirada sobre estos muy famosos cuadros, y a volver a descubrir lienzos menos mostrados.
Ejercicio de introspección, el autorretrato pone en juego, desde el Renacimiento, la visión del artista por él mismo, en el contexto de creación artística de su época. Más allá del reflejo de su propia imagen, el pintor se interroga sobre su arte y su papel en la sociedad. En el siglo XIX, periodo de transformaciones estéticas y de rechazo del academicismo, el autorretrato desempeña a veces el papel de manifiesto de una forma de pintar, de posicionamiento respecto a una cierta tradición. Algunos como Courbet ponen de relieve la imagen del artista en su taller y reivindican de esta forma el reconocimiento de su obra. Otros, como Carpeaux, Redon, Gauguin o Cézanne mezclan sutilmente búsqueda pictórica y observación psicológica. A juegos de puesta en escena, a veces de disfraz, suceden verdaderas introspecciones cuya profundidad haya su desenlace en el enfoque de Van Gogh que entrega, mediante las sucesivas representaciones de él mismo, un verdadero relato autobiográfico.
Gracias a una opción didáctica, que deja todo su protagonismo a la sorpresa y al placer, esta exposición revela la diversidad de las corrientes que replantean o renuevan la tradición de la pintura en el siglo XIX, creando en una serie de vanguardias sucesivas, el contexto de emergencia de la pintura moderna de los primeros años del siglo XX.