Entrada del cine en estación de Orsay
Desde la inauguración del museo de Orsay en 1986, una sala está dedicada al nacimiento del cinematógrafo en 1895; será completada, unos años después, con objetos y documentos sobre el nacimiento, en 1877, del fonógrafo (cuyo principio es de la autoría de Charles Cros y la realización de Thomas Edison). Situado en el nivel intermedio, lado calle de Lille, este espacio concluye el recorrido de la visita, después de las artes y decoraciones de la Tercera República, a la vez que anuncia el siglo XX.
Taumatropo, fenaquistiscopio, estereoscopios, linterna mágica y linterna de proyección, o también praxinoscopio-teatro, están presentados en vitrinas y dialogan con cronofotografías de Jules-Etienne Marey, siluetas en zinc del teatro del Chat Noir y una columna Lumière que permite visualizar autocromos. Estos juguetes ópticos y demás aparatos para visionar, acompañados de grabados procedentes de la prensa ilustrada, un cartel sobre las pantomimas de Emile Reynaud, pero también estatuillas de bailarinas arabescas por Edgar Degas, evocan el «nacimiento por etapas» del cine. Ambicionan dar un «testimonio de los primeros intentos de puesta en movimiento de la imagen», de los progresos de la fotografía como intentos de imágenes en relieve.
En la década siguiente, se dedican varias exposiciones temporales a la arqueología del medio, al cine de los primeros tiempos, e incluso al cine mudo «clásico», posterior a la Primera Guerra Mundial. En 1988, con motivo de los cincuenta años de la Federación Internacional de los Archivos del Film, se organizan tres exposiciones documentales simultáneamente: Cinematógrafo, invención del siglo (bajo el signo de la locomoción, el recorrido abarca los diez primeros años del cine a través de los sueños e inventos pioneros, desde la nave hasta el pabellón Amont), Carteles del cine mudo (1895-1929) y En busca de la película perdida (dedicada a la conservación del patrimonio cinematográfico). Se programa un ciclo de películas documentales sobre el nacimiento de la fotografía y del cine, titulado «La cámara, el ojo y la mirada» en el auditorio, así como otro de películas mudas acompañadas al piano.
En 1991, con Fotogramas Lumière, se presenta, en la sala dedicada al nacimiento del cinematógrafo, una pequeña serie de hojas de contacto que reúnen fotogramas de «vistas» Lumière, así como ampliaciones fotográficas y películas proyectadas en pantallas luminosas. Para experimentar su invento que comparte con su hermano Auguste, y poner en valor sus posibilidades comerciales, Louis rodó «reportajes» y escenas familiares, durante el año 1895, con la complicidad de su familia, allegados y obreros de la fábrica. Estas hojas de contacto, ofrecidas al museo en 1991 por el médico lionés Paul Génard, estaban destinadas al catálogo de la producción Lumière, y permitían visualizar rápidamente un fragmento de la película y facilitar su venta.
En 1995, cuatro exposiciones documentales celebran el centenario del nacimiento del cine: evocan la pasión por el movimiento que anima la fotografía durante el siglo XIX, y la conquista progresiva del instantáneo, con Antes del cine: Fotografía y movimiento (sala 19, 4a planta). Magia e ilusionismo. En torno a Robert Houdin (sala 8, planta baja) abarca la historia del ilusionismo; Linternas mágicas, cuadros transparentes (sala 8, planta baja) explora técnicas, usos y repertorios de la imagen sobre vidrio antes de la llegada de la diapositiva. Música y cine mudo (sala 69, nivel intermedio) muestra que el cine nunca fue verdaderamente silencioso. Dos festivales de películas mudas (uno sobre los acompañamientos musicales de las películas entre 1908 y 1926, el otro sobre el cineasta Marcel Lherbier) y un ciclo de conferencias, completan estas exposiciones.
Estos actos recuerdan la multiplicidad de las fuentes del cine, en la encrucijada de las técnicas de proyección, de la animación de imágenes y de la grabación fotográfica. Su primer repertorio también se inspira tanto en las artes del espectáculo (féerie, teatro, magia, ópera, music-hall) como en la imaginería popular (postales, prensa ilustrada, cómics).
La existencia de la sala dedicada al cine fue, sin embargo, de breve duración. En los albores de la década de 2000 y tras varias renovaciones del recorrido permanente, desapareció.
El cine se muestra: el cine y las demás artes
A partir de 2003 y de la exposición dedicada a los Orígenes de la abstracción (1800-1914) en la que se proyectan los primeros intentos de cine abstracto (por Léopold Survage o Morgan Russell), numerosas exposiciones exploran las relaciones entre las artes del siglo XIX y el cine. Son menos los archivos o los aparatos, es decir lo que queda de la película, de su realización o acogida, que se abarcan ahora, sino las propias películas.
Como lo recordó la historiadora Madeleine Rebérioux durante la prefiguración del museo en 1981, el «cine ha introducido una modificación radical del imaginario» y ahora los comisarios de exposición interrogan la conversación entre los medios (Geneviève Breerette, « Un entretien avec Mme Madeleine Rebérioux. Orsay, les œuvres et l'histoire », Le Monde del 2 de octubre de 1981). Así mismo en 2007, El bosque de Fontainebleau, Un taller con las dimensiones de la Naturaleza. De Corot a Picasso, muestra una selección de películas realizadas en este bosque que ha tenido una proyección en todo el arte del siglo XIX. Este «resumen de todos los lugares posibles», ha permitido, en efecto, al cinematógrafo naciente, cuya estética utiliza ampliamente aquella de la pintura de historia, rodar allí tanto la Vie et Passion de Notre Seigneur Jésus-Christ [Vida y Pasión de Nuestro Señor Jesucristo] (Alice Guy, 1906) como Quatre-Vingt-Treize [Noventa y tres] (Albert Capellani y André Antoine, 1920). En Jean-Léon Gérôme (1824-1904), La Historia en espectáculo (2010), descubrimos lo mucho que numerosas pinturas del artista, entre ilusión de la realidad y potencial narrativo, se han convertido en motivos icónicos de la cultura popular, tanto del cine francés de los inicios del siglo XX, como de los blockbusters hollywoodenses posteriores.
Luego seguirán, entre otras, exposiciones que dejan un espacio importante a los diálogos, recuperaciones, citas, interpretaciones: Misia, reina de París (2012), El ángel de lo extraño. El romanticismo negro de Goya a Max Ernst(2013), Gustave Doré (1832-1883). El imaginario al poder (2014), Van Gogh / Artaud. El suicidado de la sociedad (2014), Esplendores y miserias. Imágenes de la prostitución, 1850-1910 (2015), ¿Quién teme a las mujeres fotógrafas? (2015), Degas Danza Dibujo. Homenaje a Degas con Paul Valéry (2017), Renoir padre e hijo. Pintura y cine (2018), Tissot. El ambiguo moderno (2019). ¡Por fin el cine! (2021).
También se han proyectado películas durante muestras temporales. Se rinde homenaje con frecuencia a Alice Guy, ya mencionada anteriormente: en 2016, para los treinta años del museo de Orsay, en el seno de una muestra en torno a la ópera, se proyectó en bucle su Avenue de l’Opéra(1900); en 2019, fueron Les Résultats du féminisme [Los resultados del feminismo] (1906) en el marco del recorrido «Mujeres, arte y poder».
Del nacimiento del cine a su reconocimiento
Desde su inauguración, los equipos del museo han oscilado entre dos opciones: considerar el cine como una técnica o como arte, un debate que se integra al debate sobre la fotografía. Presentar el cine en el museo es una paradoja: a la vez objeto (un proyector, una película, una pantalla), dispositivo de proyección, espectáculo colectivo y arquitectura, ¡el cine no se puede colgar en los muros! Por falta de tiempo, espacio, en general no se pueden mostrar en los muros las obras en su totalidad, solo extractos. Además, aunque revolucione el mundo visual a finales del siglo XIX, el cine evoluciona con una relativa autonomía, con respecto a las artes de su época. Elaborado justo al final del siglo XIX por ingenieros e industriales que combinan, en diversos grados, las técnicas de grabación fotográfica, animación de las imágenes y proyección: Quinetoscopio de Edison, Cinematógrafo de Louis y Auguste Lumière, Theotrograph de Paul o también Bioscopio de los hermanos Skladanowski.
Muy pronto se explora la dimensión acústica, la coloración e incluso el relieve. Si bien los primeros operadores se inspiran inicialmente del repertorio de la pintura, la fotografía y el teatro, pronto irán más lejos, aprovechando las posibilidades sin precedentes de la edición. Fantasías y películas con trucajes, dibujos animados, noticias reconstituidas, escenas cómicas, persecuciones, películas del oeste, series, melodramas, películas de arte: se desarrollan y codifican decenas de géneros, conquistando una amplia audiencia.
El cine, un espectáculo inicialmente reservado a salones de cafés, ferias o grandes almacenes, y destinado a una audiencia popular, se instala en salas dedicadas a él, donde ahora acude la élite social y cultural. Artistas o críticos (tal Abel Gance en 1912) lo consideran entonces como «un Sexto arte».
Desde 2019, en los espacios del museo, se proyectan cerca de quince películas o extractos, en tres pantallas, dotadas de duchas sonoras. Los temas, propios de la historia interna del medio, se renovarán, para variar las formas de entender el cine de los primeros tiempos y descubrir las grandes etapas de su invención (1895- 1914). El primer programa procuraba mostrar que, desde sus inicios, el cine cuenta historias... de cine y revela sus entresijos.
Esencial para entender mejor tanto el mundo del siglo XIX, como la llegada de la modernidad, el cine forma, de ahora en adelante, parte integrante del recorrido de las colecciones.
Programa actual : Mirar a la cámara
Desde la aparición del cine, las películas están llenas de personajes que miran en dirección a la cámara, fijamente al objetivo. Sus miradas unas veces son furtivas e involuntarias y otras inten-cionadas e insistentes.
El actor, el figurante, el transeúnte que entran de improviso en el plano, saben que están siendo filmados y así contemplan al espectador a través de una cámara inter-puesta. Muecas y guiños, reverencias y saludos, apóstrofes e interpelaciones establecen contacto con el público, mantienen su atención o lo toman como testigo.
Mirar a la cámara es parte de la tradición de los números del music-hall, del circo y la feria, don-de el artista en escena se gana la complicidad de su público. Asimismo, el actor de cine presenta su espectáculo y se dirige a los espectadores como si compartieran el mismo espacio que él. Mi-rar a la cámara también subraya la presencia del aparato y del equipo de filmación, mostrando el dispositivo de grabación.
A veces, esto también contribuye a la atracción que ofrecen las imágenes y proporciona un puro placer visual. A principios de la década de 1910, los productores . Exigían que los actores ignora-ran las máquinas y a los operadores para reforzar la ilusión realista de las películas y con objeto de que el espectador se identificara fácilmente con los protagonistas. Poco a poco, la mirada a la cámara desapareció de las pan-tallas.