Cadre historié

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Paul Gauguin
Cadre historié
entre 1881 et 1885
noyer sculpté
H. 18,9 ; L. 33,6 ; P. 1,0 cm.
Don Corinne Peterson, en mémoire de Fredrick Peterson (1873-1944) et de Lucy Peterson (1876-1958), 2003
© Musée d’Orsay, Dist. RMN-Grand Palais / Patrice Schmidt
Paul Gauguin
Cadre historié
entre 1881 et 1885
noyer sculpté
H. 18,9 ; L. 33,6 ; P. 1,0 cm.
Don Corinne Peterson, en mémoire de Fredrick Peterson (1873-1944) et de Lucy Peterson (1876-1958), 2003
© RMN-Grand Palais (Musée d’Orsay) / René-Gabriel Ojéda
Paul Gauguin
Cadre historié
entre 1881 et 1885
noyer sculpté
H. 18,9 ; L. 33,6 ; P. 1,0 cm.
Don Corinne Peterson, en mémoire de Fredrick Peterson (1873-1944) et de Lucy Peterson (1876-1958), 2003
© RMN-Grand Palais (Musée d’Orsay) / René-Gabriel Ojéda
Paul Gauguin
Cadre historié
entre 1881 et 1885
noyer sculpté
H. 18,9 ; L. 33,6 ; P. 1,0 cm.
Don Corinne Peterson, en mémoire de Fredrick Peterson (1873-1944) et de Lucy Peterson (1876-1958), 2003
© RMN-Grand Palais (Musée d’Orsay) / Franck Raux
Paul Gauguin (1848 - 1903)
Todo en este marco evoca a Gauguin y a su mujer, Mette Gad. Las dos "G", iniciales de cada uno de sus apellidos, la silueta femenina elegante (Mette), el banquero barrigón (la seguridad con la que soñaba Mette) y el pobre famélico en su abrigo demasiado grande (la condición del artista).
La fotografía, pese a ser de origen, también está cargada de significados. Recortada en el último retrato oficial de la pareja, la imagen data de la estancia danesa de Gauguin (noviembre de 1884-junio de 1885), periodo humillante en el que fue rechazado por la familia de su mujer. Gauguin muestra un interés particular por esta foto que reproduce en pintura en el dorso de un cuadro y de la que un revelado se encuentra entre los objetos personales del artista en el museo de Tahití.
Lo que expresa Gauguin en esta obra, es el momento de la elección, de la renuncia a una vida acomodada por una vida de pintor. Esta decisión lo mortifica durante varios años y genera en su mujer el desamparo afectivo y moral en el que nacerán su decepción y sus rencores. Ella sufre todavía más dado que su unión es un matrimonio por amor, poco habitual en la sociedad burguesa de la época. Pero una fuerza interior lleva a Gauguin hacia el cumplimiento de su destino.
A pesar de la distancia afectiva y geográfica, Mette siguió unida a este recuerdo del que nunca se separó. En 1921, se lo legó a su hijo Pola que lo vendió a sus protectores noruegos, Frederick y Lucy Peterson.
Artwork not currently exhibited in the museum
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