Julius Meier-Graefe


Este cuadro reúne dos importantes personalidades del arte alemán de comienzos del siglo veinte: el pintor Lovis Corinth y el escritor y crítico de arte Julius Meïer-Graefe. El primero, nacido en 1858 en Prusia oriental, recibe una formación cosmopolita. Hasta 1911, se dedica a una pintura simbolista con acentos posrománticos. Su técnica indicaba entonces el conocimiento que tenía de los artistas naturalistas franceses, como Dagnan-Bouveret, quien Corinth había tenido como profesor durante su estancia en París. Después de 1911, y de una crisis de apoplejía que conmocionó su existencia, su pincelada y su paleta se transforman, alcanzando a veces una fogosidad que prefigura el expresionismo. De ahora en adelante, sus largas pinceladas modelan o fragmentan las formas que iluminan colores declinados al infinito, como en este retrato.
El modelo, Julius Meïer-Graefe, vio la luz en 1867 en Hungría, y, a partir de 1895 (fecha en que fundó la revista Pan), fue una personalidad importante de la vida berlinesa. Gracias a él, a su cosmopolitismo, y a su revista, los aficionados y los artistas alemanes estaban informados de lo más reciente, de las artes en Europa; también mediante su apoyo, descubrieron el impresionismo y sus proseguimientos, que iban a convertirse en el germen de nuevas reflexiones y nuevas propuestas plásticas.