La Dame aux éventails

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Edouard Manet
La Dame aux éventails
1873
huile sur toile
H. 113,0 ; L. 166,5 cm.
Don M. et Mme Ernest Rouart, 1930
© Musée d’Orsay, Dist. RMN-Grand Palais / Patrice Schmidt
Edouard Manet
La Dame aux éventails
1873
huile sur toile
H. 113,0 ; L. 166,5 cm.
Don M. et Mme Ernest Rouart, 1930
© RMN-Grand Palais (Musée d’Orsay) / Hervé Lewandowski
Edouard Manet (1832 - 1883)

Con este cuadro de 1873, Manet cierra una larga serie de "damas en un sofá". Su modelo es Nina de Callias (1844-1884), una mujer lunática, alternativamente exaltada y neurasténica, de un temperamento neurótico que el alcohol lleva pronto a la locura y a una muerte prematura, con treinta y nueve años de edad. De su verdadero nombre Marie-Anne Gaillard, también llamada Nina de Villard, se le conoce paradójicamente bajo el nombre de un esposo muy transitorio, Hector de Callias, escritor y periodista en el Figaro.
En la época de este retrato, Nina tiene a penas treinta años de edad y mantiene uno de los salones literarios y artísticos más brillantes de París. Posa en uno de sus trajes "al estilo argelino" que le gusta llevar para recibir. El cortinaje del fondo pertenece a uno de los muros del taller del pintor. La reencontramos en Mallarmé (museo de Orsay) y en Nana (Hamburgo, Kuntshalle). La elección de los abanicos no parece tener una intención emblemática. Colocándoles alrededor de Nina, Manet sólo pretende crear un decorado que se ha vuelto casi banal: Whistler, Tissot o Renoir ya habían recurrido al mismo proceso. Estos objetos permitían además evocar el batiburrillo japonista de la pequeña mansión particular en la que vive el modelo.
¿Hemos de ver, en este cuadro un eco a la Olympia, pintada diez años antes? Es poco probable. Aunque ambas figuras, estén tumbadas, apoyadas encima de un brazo, con un animal a sus pies (aquí un perrito grifón), todo las separa, tanto en el estilo, como en la pincelada y el espíritu. El rostro, en particular, es uno de los más expresivos de Manet. Indica el disfrute, la complicidad, la curiosidad también, con algo de melancolía y de divagación.
Reseña Manet

Rez-de-chaussée, Salle 14
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