Le Joueur d'orgue de Barbarie et deux enfants qui l'écoutent
Artwork caption copied
Charles Nègre
Le Joueur d'orgue de Barbarie et deux enfants qui l'écoutent
avant 1853
épreuve sur papier salé à partir d'un négatif papier ciré sec
H. 20,6 ; L. 15,6 cm.
Achat, 2002
© Musée d’Orsay, Dist. RMN-Grand Palais
/ Alexis Brandt
Charles Nègre
(1820 -
1880)
Artwork not currently exhibited in the museum
Instalado en París desde 1839, Charles Nègre (1820-1880) ingresa sucesivamente en el taller de Delaroche, en el de Drolling y, por último, en el de Ingres. Delaroche, que invitaba a sus alumnos a utilizar la fotografía para sus composiciones, le incitó a iniciarse en la técnica de la fotografía empezando por el daguerrotipo. Pero recién cuando utiliza el procedimiento puesto a punto por su condiscípulo Gustave Le Gray, a mediados del siglo XIX, Nègre encuentra su camino. Las imágenes del mercado tomadas del natural llaman la atención de los críticos por su novedad. Fotógrafo del instante mucho antes de que se inventara la instantánea, Nègre prosigue su búsqueda cuasipictórica con la serie de deshollinadores.
Con esta fotografía de un organillero, Charles Nègre muestra su talento para la escena de género, tratada frecuentemente por los fotógrafos franceses de los años 1840-1850. La escena transcurre en el patio del taller del pintor fotógrafo, 21 quai de Bourbon, en la isla Saint-Louis en París. Nègre ha compuesto tres escenas distintas sobre uno de los temas predilectos de la literatura de esa época, de Murger a Baudelaire. Por el carácter monumental de su composición y el tratamiento desprovisto de sentimentalismo, esta fotografía recuerda los cuadros de Chardin que Nègre tal vez vio en el Louvre o conoció a través del grabado.
Con esta fotografía de un organillero, Charles Nègre muestra su talento para la escena de género, tratada frecuentemente por los fotógrafos franceses de los años 1840-1850. La escena transcurre en el patio del taller del pintor fotógrafo, 21 quai de Bourbon, en la isla Saint-Louis en París. Nègre ha compuesto tres escenas distintas sobre uno de los temas predilectos de la literatura de esa época, de Murger a Baudelaire. Por el carácter monumental de su composición y el tratamiento desprovisto de sentimentalismo, esta fotografía recuerda los cuadros de Chardin que Nègre tal vez vio en el Louvre o conoció a través del grabado.