Madeleine au Bois d'Amour

Emile Bernard
Madeleine au Bois d'Amour
1888
huile sur toile
H. 137,0 ; L. 163,0 cm.
Achat, 1977
© Musée d’Orsay, Dist. RMN-Grand Palais / Patrice Schmidt
Emile Bernard
Madeleine au Bois d'Amour
1888
huile sur toile
H. 137,0 ; L. 163,0 cm.
Achat, 1977
/ DR
Emile Bernard
Madeleine au Bois d'Amour
1888
huile sur toile
H. 137,0 ; L. 163,0 cm.
Achat, 1977
© Musée d’Orsay, Dist. RMN-Grand Palais / Patrice Schmidt
Emile Bernard
Madeleine au Bois d'Amour
1888
huile sur toile
H. 137,0 ; L. 163,0 cm.
Achat, 1977
© RMN-Grand Palais (Musée d’Orsay) / Hervé Lewandowski
Emile Bernard - Madeleine au Bois d'Amour
Emile Bernard - Madeleine au Bois d'Amour
Emile Bernard - Madeleine au Bois d'Amour
Emile Bernard - Madeleine au Bois d'Amour
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Emile Bernard (1868 - 1941)

Emile Bernard tan sólo tiene veinte años cuando pinta este retrato de tamaño real, de su hermana Magdalena, de 17 años de edad. La representa tumbada en el Bosque de Amor, en los lindes del pueblo bretón de Pont-Aven; un bosque que fue famoso por El Talismán de Sérusier.
El cuerpo de la joven ocupa toda la anchura del lienzo, dividiendo la composición en dos partes: un paisaje, pintado en el taller a partir de los estudios realizados allí, llena dos tercios del lienzo, y la joven extendida, también pintada en taller. Ambas partes coexisten sin unidad, pese al paralelismo calculado entre la postura de Magdalena y el río Aven, que corre detrás de los árboles. La luz, el toque, los colores, son distintos. Esta torpeza de un joven pintor superdotado, casi pasa desapercibida, a causa del carácter simbólico del cuadro. No se trata de una escena realista, pero de un retrato con acentos alegóricos, de una joven Magdalena de la que Gauguin se enamoró. Aparece sumergida en sus sueños, escuchando las voces divinas de la naturaleza.
A dicha época, Emile Bernard y su hermana eran muy cercanos del jefe de fila de la nueva escuela "impresionista y sintética" que se instaló para pintar en Pont-Aven durante varios meses. Para alejarse del naturalismo preconizado por los Impresionistas de la generación de 1870, recomienda pintar por masas e impastos de colores, con el fin de distanciarse respecto al realismo. Los detalles, los efectos de volumen y de perspectiva, están sacrificados en beneficio de una visión de conjunto, compuesta a la manera de las estampas japonesas, por planos escalonados.

Niveau supérieur, Salle 38