Naissance de Vénus

/
Alexandre Cabanel
Naissance de Vénus
1863
huile sur toile
H. 130,0 ; L. 225,0 cm.
Attribué aux Musées nationaux par décision judiciaire, 1879
© Musée d’Orsay, Dist. RMN-Grand Palais / Patrice Schmidt
Alexandre Cabanel
Naissance de Vénus
1863
huile sur toile
H. 130,0 ; L. 225,0 cm.
Attribué aux Musées nationaux par décision judiciaire, 1879
© Musée d’Orsay, Dist. RMN-Grand Palais / Patrice Schmidt
Alexandre Cabanel
Naissance de Vénus
1863
huile sur toile
H. 130,0 ; L. 225,0 cm.
Attribué aux Musées nationaux par décision judiciaire, 1879
© RMN-Grand Palais (Musée d’Orsay) / Hervé Lewandowski
Alexandre Cabanel
Naissance de Vénus
1863
huile sur toile
H. 130,0 ; L. 225,0 cm.
Attribué aux Musées nationaux par décision judiciaire, 1879
© RMN-Grand Palais (Musée d’Orsay) / Hervé Lewandowski
Alexandre Cabanel (1823 - 1889)
El Nacimiento de Venus fue uno de los grandes éxitos del Salón de 1863 donde fue adquirido por Napoleón III, para su colección personal. Cabanel, pintor colmado de recompensas, desempeña entonces un gran papel en la enseñanza de Bellas Artes y en la dirección del Salón. Su virtuoso dominio de la técnica hace que esta pintura sea un ejemplo perfecto del arte que gustaba entonces, tanto al público como a las instancias oficiales.
En el espíritu ecléctico del Segundo Imperio, aquí mezcla las referencias a Ingres y a la pintura del siglo XVIII.
Cabanel reutiliza un famoso episodio de la mitología de la Antigüedad: Venus, al nacer, fue depositada en una playa por la espuma del mar. Este tema, que tuvo mucho éxito en el siglo XIX, proporciona a algunos artistas la oportunidad de abarcar el erotismo, sin chocar al público, gracias a la coartada de un tema clásico. Para Cabanel, la mitología sirve, en efecto, de pretexto para abarcar el desnudo, cuya idealización no excluye la lascividad.
Emile Zola denuncia la ambigüedad de esta representación: “La diosa, ahogada en un río de leche, parece una deliciosa ramera, no en carne y hueso - esto parecería indecente - sino en una especie de mazapán blanco y rosa". El escritor denuncia el uso de una gama de colores pálida, lisa y nacarada.
El mismo año, la Olympia de Edouard Manet provoca un escándalo. El tema de ambos lienzos es idéntico: una mujer desnuda tumbada. Pero la tranquila confianza con la que el personaje de Manet fija al espectador parece mucho más provocadora que la lánguida pose de la Venus de Cabanel.
Rez-de-chaussée, Salle 3
Novedades de la colección