Palais de l'Industrie, coupe transversale
La idea de una confrontación pacífica e internacional que reuniese comercio, industria y bellas artes, se concreta en 1851, con la primera Exposición universal en Londres. El Crystal Palace, erigido por John Paxton se convierte en un monumento simbólico e innovador por su transparencia, sus grandiosas dimensiones, la modernidad de su realización construida en seis meses gracias a los elementos estandardizados de la estructura y de la decoración. Durante la primera exposición universal parisina de 1855, alentada por el deseo de rivalizar con la resplandeciente realización londinense, París proporciona una expresión monumental a un edificio diseñado para durar: el palacio de la Industria, situado debajo de los Campos Elíseos. Obra del arquitecto Viel y del ingeniero Barrault, combina bastante desgraciadamente una triple nave metálica de cuarenta y ocho metros de altura con una fachada de piedra con triunfantes entradas. Se entra por el lateral y el visitante no puede gozar de la altura y de la luz de la bella bóveda central, cubierta por una gran buhardilla de vidrio; las críticas llueven: "El visitante que llegase con la idea de un palacio acristalado, de un palacio de cristal, se sorprendería mucho ante esta enorme masa, de reconocer que el cristal no es más que carbonato de cal al que el vulgar da el nombre de piedra". El edificio tuvo una relevante importancia en la historia del gusto, ya que ubicó las exposiciones del Salón hasta su destrucción, para dar paso a los Grand y Petit Palais de la Exposición de 1900.
Max Berthelin, arquitecto de la Compagnie des chemins de fer de l'Ouest, se apasiona por la construcción de hierro, como lo demuestra este estudio de estructura interior. Pero no participa en su edificación. Ambos dibujos del museo de Orsay (Vista perspectiva, Sección transversal), fechados de 1854, no son ni proyectos ni vistas reales ya que el edificio estaba entonces lejos de ser acabado.