Paul Leclercq (1872-1956)
En 1897, Lautrec decide realizar el retrato de Paul Leclerc (1872-1956), joven escritor y uno de los fundadores de la Revue blanche. Durante un mes, Leclerc acude al taller del pintor, avenida Frochot en París. Él mismo ha contado cómo se desarrollaban estos encuentros: "En cuanto llegaba, me pedía que posara en una butaca ancha de mimbre. [...] Entonces me miraba a través de sus quevedos, parpadeaba, cogía su pincel, y tras haber observado bien lo que quería hacer, daba unas cuantas pinceladas ligeras de pintura muy diluida por el lienzo. Después dejaba su pincel y declaraba perentorio: "¡Basta de trabajar! ¡El día está demasiado bueno!". Y entonces nos íbamos a pasear por el barrio".
Cabe destacar que, al contrario que Cézanne, que impone una inmovilidad prolongada a sus modelos, Lautrec prefiere ver vivir al que pinta. De modo que realiza un retrato muy elocuente de Leclerc.
El escritor parece muy a gusto en este decorado de taller. Pero su mirada interrogativa señala que se preocupa por el efecto que pretende producir sobre el artista. También percibimos todo el interés que dedica a la manera de trabajar de Lautrec. La indudable presencia del modelo en este retrato excepcional demuestra todo el éxito del diálogo entre ambos.