Pendule

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Christian Ferdinand Morawe
Pendule
entre 1901 et 1902
acajou, marqueterie d'amarante, de palissandre et d'acajou, cadran et aiguilles en étain
H. 53,0 ; L. 29,0 ; P. 13,0 cm.
Achat, 2000
© RMN-Grand Palais (Musée d’Orsay) / Hervé Lewandowski
Christian Ferdinand Morawe
Pendule
entre 1901 et 1902
acajou, marqueterie d'amarante, de palissandre et d'acajou, cadran et aiguilles en étain
H. 53,0 ; L. 29,0 ; P. 13,0 cm.
Achat, 2000
© RMN-Grand Palais (Musée d’Orsay) / Hervé Lewandowski
Christian Ferdinand Morawe
Pendule
entre 1901 et 1902
acajou, marqueterie d'amarante, de palissandre et d'acajou, cadran et aiguilles en étain
H. 53,0 ; L. 29,0 ; P. 13,0 cm.
Achat, 2000
© RMN-Grand Palais (Musée d’Orsay) / Hervé Lewandowski
Christian Ferdinand Morawe
Pendule
entre 1901 et 1902
acajou, marqueterie d'amarante, de palissandre et d'acajou, cadran et aiguilles en étain
H. 53,0 ; L. 29,0 ; P. 13,0 cm.
Achat, 2000
© RMN-Grand Palais (Musée d’Orsay) / Hervé Lewandowski
Christian Ferdinand Morawe (1865 - 1910)
Niveau médian, Pavillon amont niveau 3
El nombre de Ferdinand Morawe, del que poco sabemos, aparece de vez en cuando en las revistas de la época, asociado con la creación de objetos, de mobiliario de pequeñas dimensiones y de joyas. Es el autor de este reloj de péndulo, ejecutado por los Vereinigte Werkstätten für Kunst im Handwerk (Talleres reunidos para el arte en la artesanía), que seduce de inmediato por la sofisticación y la elegancia de su forma y de su decoración y por su perfecta unidad.
Las superficies planas de un gran rigor geométrico están animadas por el juego equilibrado de los ritmos circulares de los motivos de marquetería, del dibujo de la esfera, las agujas y los números. Sin querer perjudicar el talento de Morawe, todas estas calidades le deben mucho a las creaciones del arquitecto vienés Joseph Maria Olbrich (1867-1908). Éste, llamado en 1899 a Darmstadt por el gran duque de Hesse para dirigir la famosa colonia de artistas, desempeña un papel esencial en la historia de las formas de la época del Art nouveau.
Un objeto como este constituye un excelente testimonio de dicha beneficiosa influencia: debido a su carácter de pequeño monumento, a su vez sobrio y sólido, revela, en los albores del siglo XX, un neoclasicismo latente que se desarrollará por completo a lo largo de la siguiente década, no solo en Alemania, sino también en toda Europa.
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