Porteuse d'eau
A comienzos del siglo XX, Bernard creó varias esculturas de bulto redondo, de una obvia simplicidad. Son grandes desnudos femeninos, en piedra, mármol o bronce. Su superficie siempre es lisa, muy pulida, para que la luz resbale sin obstáculos. Su silueta pura y su gracia, falsamente torpe, se obtienen por una sabía búsqueda de equilibrio.
Bernard siempre pretende obtener una ponderación perfecta de las masas, incluso cuando capta su figura en marcha, como un instantáneo. Aquí, el brazo izquierdo y la posición de la cabeza girada hacia la izquierda, contrarrestan el peso del cántaro, sujetado por la mano derecha.
En una primera versión, que data de 1905-1907, el brazo izquierdo está tenso, mientras que en esta segunda versión de 1910, fundida en bronce antes de 1914, el brazo izquierdo está plegado. Con los pies "hacia dentro" y las piernas dobladas, la joven parece en posición inestable, cuando el centro de gravedad está asegurado por la pierna derecha que avanza.
Existen torsos a partir de esta estatua que, incluso sin cabeza, sin brazos ni piernas, conservan el mismo ritmo y la misma gracia.