Portrait de l'artiste (recto) ; Portrait de William Molard (verso)

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Paul Gauguin
Portrait de l'artiste (recto) ; Portrait de William Molard (verso)
entre 1893 et 1894
huile sur toile double face
H. 46,0 ; L. 38,0 cm.
Achat avec la participation d'une donation anonyme canadienne, 1966
© RMN-Grand Palais (Musée d’Orsay) / Franck Raux
Paul Gauguin
Portrait de l'artiste (recto) ; Portrait de William Molard (verso)
entre 1893 et 1894
huile sur toile double face
H. 46,0 ; L. 38,0 cm.
Achat avec la participation d'une donation anonyme canadienne, 1966
© RMN-Grand Palais (Musée d’Orsay) / Franck Raux
Paul Gauguin (1848 - 1903)
Niveau supérieur, Galerie Françoise Cachin
De regreso a París, el 1 de septiembre de 1893 tras su primera estancia polinesia, Gauguin está decidido por dar a conocer su obra tahitiana y convencer de la pertinencia de su pintura "de salvaje". Sus esfuerzos no fueron coronados de éxito: propone, en noviembre, donar un cuadro (la Orana Maria, Nueva York, Metropolitan Museum of Art) al museo del Luxemburgo, pero este lo rechaza. Una exposición que reúne sus mayores obras maestras tahitianas se salda por un medio fracaso. Algunos escasos pintores o críticos como Degas, Jarry y Natanson le apoyan, pero la mayoría de los artistas están muy reservados.
Este autorretrato parece ser una respuesta a esos rechazos, una afirmación renovada de su espíritu rebelde. Detrás de él – a sus espaldas, visto en un espejo – Gauguin coloca el famoso Manau Tupapaù (El espíritu de los muertos vela, Buffalo, Allbright-Knox Art Gallery), según él la obra más importante y más significativa de su estancia en el Pacífico. En ésta se representa, en el decorado "tahitianizado" de su nuevo taller, pintado de amarillo y verde oliva. El pareo amarillo y azul en la derecha recuerda que ha instalado en él todo un sinfín de cosas exóticas. La imagen que quiere dar es aquella de un artista arisco, con rasgos "primitivos", cuya rudeza está marcada por la sencillez de la pincelada y el material rugoso del lienzo.
En el dorso del cuadro, Gauguin pinta el rostro levemente alucinado de su joven amigo William Molard (1862-1936). Músico wagneriano, está relacionado con la bohemia europea de los artistas del Montparnasse de la época, entre los que algunos, como Strindberg o Durio, participarán a la difusión de la obra de Gauguin.
Las dos caras de este cuadro resumen bien el invierno 1893-1894 pasado por el pintor en París. Este corto periodo tiene mucho futuro para la introducción del primitivismo en la vanguardia cosmopolita europea en el giro del siglo.
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