Portrait de Mademoiselle L.L.
A partir de 1859, James Tissot expone con un cierto éxito en el Salón, obras que se inspiran de la historia y de la literatura, medievales. En 1861 obtuvo el reconocimiento oficial del Estado, con la adquisición de Encuentro de Fausto y de Margarita, otro cuadro presente en las colecciones del museo de Orsay. No obstante, en 1864, Tissot abandona esta vena para, como dice Théophile Gautier en su comentario de la exposición: "entrar en nuestro siglo". Muestra dos retratos: Las dos hermanas, que también se encuentra en las colecciones del museo de Orsay, y este Retrato de la Srta. L.L., cuya identidad del modelo sigue desconocida hasta la fecha.
El gran éxito de este cuadro reside en su original y un cuanto enigmática composición (¿Encima de qué está sentada la joven, muy libre para atreverse a ser representada así?), pero también por el sorprendente acuerdo de los colores de la chaqueta de un rojo intenso, que procede de la indumentaria de los soldados zuavos, y el entorno de un verde mate. Si hoy nos gusta reencontrar la influencia de Ingres en la pose, en particular en el brazo derecho que cuelga indolente sobre la falda de satín negro, o en el reflejo en el espejo, que evoca el retrato de Madame de Senonnes o también el de Madame Moitessier, los críticos contemporáneos ofrecieron otras filiaciones, para este amigo de Manet y de Degas. De modo que, Jules Castagnary, gran defensor del realismo, escribió en le Grand Journal del 12 de junio 1864: "El Señor Tissot, el primitivo fanático de los últimos Salones, ha cambiado de manera de golpe y tiene tendencia a acercarse del Señor Courbet; una buena nota para el Señor Tissot".
