Princesse Sabra
Esta obra forma parte de un conjunto decorativo encargado a Burne-Jones por el acuarelista Miles Birket Foster (1825-1899) y dedicado a la leyenda de San Jorge y el dragón. La historia de San Jorge se había difundido ampliamente, desde la Edad Media: noble cristiano, oficial en el ejército romano, Jorge de Lydda salva de las garras del dragón a la princesa, condenada a ser la próxima víctima ofrecida en sacrificio al monstruo. El rey, padre de la princesa salvada, y sus vasallos se convierten entonces al cristianismo.
Impregnada por el ideal caballeresco, esta leyenda que escenifica al que se convertirá en el santo patrón de Inglaterra, es un tema de predilección de los Prerrafaelitas ingleses. Como muchos artistas del siglo XIX, están fascinados por la Edad Media, que interpretan como una época de alta espiritualidad. Tal vez se haya de ver en esta obra una apología de la fe y de los valores de ideal como amparo contra la civilización moderna e industrial, las amenazas que representan la máquina y el mercantilismo.
El pintor se aplica aquí únicamente en la figura de la princesa Sabra. La joven andrógina, toda alargada, está representada delante de un trasfondo de flores y de árboles que recuerda una tapicería, otorgando de este modo a la obra un carácter decorativo.