Tétraèdres
Paul Sérusier
(1864 -
1927)
Artwork not currently exhibited in the museum
Con sus objetos flotantes en un espacio sin puntos de referencia, la obra Tetraedros de Paul Sérusier forma parte de un ciclo de pinturas misteriosas que conducen del simbolismo hasta la abstracción.
Hay algo místico en esta obra, que refleja el interés del "nabí de la rutilante barba" por el esoterismo de los colores y las formas. Para Sérusier, sin embargo, la geometría está ante todo al servicio de sus necesidades estéticas, pues obedece a una continuidad filosófica más que a un canon formal.
Esta obra habría sido concebida en 1910, cuando Sérusier enseñaba en la Academia Ranson, entre 1908 y 1912. Sus cursos publicados en 1921 con el título de ABC de la pintura, incluyen una sección consagrada a los números y a las proporciones, que ilustra el proyecto inherente a los Tetraedros de reformular, mediante una figuración simbolista, los estrechos vínculos que unen al hombre con el cosmos.
Los Tetraedros forman, junto con Cilindro de oro (Museo de Bellas Artes de Rennes) y Los Orígenes (colección privada), un conjunto único en la obra de Sérusier.
Durante una rara aparición pública en 1947 para la retrospectiva del Palais Galliera, estas tres obras fueron expuestas como un tríptico sobre el tema de los orígenes de la vida y el universo. Sin embargo, Tetraedros sigue siendo el más abstracto de los tres.
A diferencia de Cilindro de oro o de Origines, que conservan un espacio en el cual se distingue aún una línea de horizonte, la profundidad en Tetraedros apenas se percibe a través de una forma de perspectiva atmosférica.
Esta obra destaca la persistencia de las búsquedas pictóricas de Sérusier en cuanto al uso de las formas abstractas, mucho después de la lección de Gauguin en el Bois d'Amour y el Talismán de 1888.
Permite evocar un hito esencial y sin embargo desconocido, de las búsquedas pictóricas que tienden hacia la evocación abstracta de las formas, proponiendo de esta forma una lectura alternativa de la historia del arte de los primeros años del siglo XX.
Hay algo místico en esta obra, que refleja el interés del "nabí de la rutilante barba" por el esoterismo de los colores y las formas. Para Sérusier, sin embargo, la geometría está ante todo al servicio de sus necesidades estéticas, pues obedece a una continuidad filosófica más que a un canon formal.
Esta obra habría sido concebida en 1910, cuando Sérusier enseñaba en la Academia Ranson, entre 1908 y 1912. Sus cursos publicados en 1921 con el título de ABC de la pintura, incluyen una sección consagrada a los números y a las proporciones, que ilustra el proyecto inherente a los Tetraedros de reformular, mediante una figuración simbolista, los estrechos vínculos que unen al hombre con el cosmos.
Los Tetraedros forman, junto con Cilindro de oro (Museo de Bellas Artes de Rennes) y Los Orígenes (colección privada), un conjunto único en la obra de Sérusier.
Durante una rara aparición pública en 1947 para la retrospectiva del Palais Galliera, estas tres obras fueron expuestas como un tríptico sobre el tema de los orígenes de la vida y el universo. Sin embargo, Tetraedros sigue siendo el más abstracto de los tres.
A diferencia de Cilindro de oro o de Origines, que conservan un espacio en el cual se distingue aún una línea de horizonte, la profundidad en Tetraedros apenas se percibe a través de una forma de perspectiva atmosférica.
Esta obra destaca la persistencia de las búsquedas pictóricas de Sérusier en cuanto al uso de las formas abstractas, mucho después de la lección de Gauguin en el Bois d'Amour y el Talismán de 1888.
Permite evocar un hito esencial y sin embargo desconocido, de las búsquedas pictóricas que tienden hacia la evocación abstracta de las formas, proponiendo de esta forma una lectura alternativa de la historia del arte de los primeros años del siglo XX.