Vague VII
El célebre dramaturgo sueco August Strindberg intenta expresarse mediante la pintura a partir de 1873, y con mayor intensidad después de 1892. Pero el más bello periodo de su vida tanto de pintor, como de escritor se sitúa en Estocolmo, donde se instala en 1899. Se dedica entonces exclusivamente a los paisajes, por lo esencial a marinas y orillas del mar. A partir de los años 1900, desarrolla el tema de la ola en diversas versiones, presentando todas una composición particular. El mar y las nubes rallan la confusión, y amenazan con borrar la fina cinta de luz que los separa.
Ola VII ilustra bien el concepto que tiene Strindberg de las fuerzas salvajes que inducen formas naturales, dando paso al azar. Es el ideal del artista que intenta "imitar la manera de crear de la naturaleza". Su visión cósmica y abstracta se encuentra muy alejada de las olas del pintor romántico Paul Huet, de aquellas de Courbet y de Monet, o de las olas simbolistas como son las del Nabi Georges Lacombe.
El artista echa sus colores en el lienzo, una gama de grises claros y grises negros, repartidos por masas trabajando con cuchillo, de manera muy espontánea. Él mismo escribía en 1894: "elijo un lienzo o mejor un cartón, mediocremente grande, para poder acabar el cuadro en dos o tres horas, mientras dure mi disposición. [...] Reparto los colores en el cartón, y aquí, los mezclo con el fin de obtener un dibujo aproximado".
Esta potente y oscura obra, "batiburrillo de lo consciente e inconsciente", aparece como una premonición del "tachismo" y del arte fortuito. Revela muy bien el carácter atormentado e inquietante del hombre y del artista.