Vase

Auguste Delaherche
Vase
1892
grès émaillé
H. 37,7 ; DM. 17,7 cm.
Achat à l'Exposition des Arts de la Femme, 1892
© RMN-Grand Palais (Musée d’Orsay) / Jean Schormans
Auguste Delaherche
Vase
1892
grès émaillé
H. 37,7 ; DM. 17,7 cm.
Achat à l'Exposition des Arts de la Femme, 1892
© RMN-Grand Palais (musée d’Orsay) / Mathieu Rabeau
Auguste Delaherche - Vase
Auguste Delaherche - Vase
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Auguste Delaherche (1857 - 1940)
Niveau médian, Salle 65

Igual que Carriès (1855-1894), Auguste Delaherche emprende la práctica del gres, hacia una nueva vía, renunciando a las decoraciones grabadas en la arcilla, como las de Ernest Chaplet (1839-1909), de quien había comprado el taller Parisino de la calle Blomet, en 1887. Principalmente preocupado por las relaciones entre la forma, el color y la materia, Delaherche privilegia las formas simples y robustas, inspiradas por la alfarería oriental, griega o rústica.
La referencia a la naturaleza – follaje y flores grabadas en reserva o, como aquí en este jarrón de 1892, perfiles evocadores de un elemento vegetal todavía al estado de yema – desaparece rápidamente de su obra. El relevante éxito de Delaherche consistió en dejar un protagonismo muy poco relevante a las incertidumbres del fuego y de saber controlar sus vidriados, dirigiendo la orientación de las coladas y obligándolas, a pesar de su vagabunda orientación, a producir precisamente los efectos que él quería.
En 1894, el artista deja París, donde no obstante sus obras siguen vendiéndose en varios depositarios, para instalarse definitivamente en el corazón del viejo país de los alfareros de Beauvais, en Armentières. Diez años más tarde alcanza una nueva etapa: el ceramista ya no utiliza los servicios de operarios, prescinde de los torneros a los que solía entregar dibujos, de ahora en adelante la obra, ya sea de gres o de porcelana, nace bajo sus propios dedos, según su inspiración.